En la fachada sur de la iglesia de San Pedro de Lizarra encontramos el que es el resto artístico más antiguo de la ciudad: una estela funeraria romana.No sabemos porqué esta lápida romana acabó aquí encastrada. Seguramente fue trasladada desde la antigua vía romana que atravesaba la zona, ya que este tipo de lápidas se colocaban junto a los caminos para que los transeúntes piadosos rezaran por el alma del difunto.
La cronología de la lápida se puede encuadrar en los primeros siglos de nuestra era (s.I-III). En ella destaca la estrella de seis puntas rodeada en un círculo. Símbolo de clara raigambre solar, hace recordar la simbiosis de las religiones romanas con los antiguos cultos de los territorios que conquistaban. Los símbolos solares fueron muy utilizados por las tribus prerromanas (vascones, celtíberos) de la zona. La estrella-sol, esta flanqueada por dos candelabros, representando así la parte superior de la estela un altar. Esto ayuda a enmarcar a la obra de arte en el terrero de lo divino, de lo transcendente y espiritual, muy adecuado para una estela funeraria, siendo la muerte el momento de transición entre lo terrenal a lo espiritual.
La parte inferior está dividida en dos espacios coronados por arcos de medio punto. Siguiendo con el símil del templo sagrado, estos dos espacios corresponden a las dos naves del templo imaginario. En estos espacios debieron estar el nombre y la inscripción funeraria del fallecido. Al reutilizar la lápida para la iglesia de San Pedro las inscripciones fueron eliminadas. Si nos fijamos bien, en la parte inferior derecha del arco de la derecha podemos todavía ver algunos restos, muy escasos, de la inscripción.
Entre los dos arcos, y sobre ellos, hay una paloma. Animal de clara connotación positiva, participa del simbolismo general de elevación y espiritualidad de todo animal alado. Aquí la paloma representa claramente el alma del difunto, uno de los significados que ya Tertuliano, en el siglo II, adscribía a la paloma. Igualmente, como símbolo antiguo de la paz, la paloma simboliza la paz del alma del difunto tras su muerte.
Nunca sabremos a quien estaba dedicada esta estela. Pero la preocupación del difunto, o la de sus familiares, por la vida en el más allá, nos ha legado este ejemplo de espiritualidad de hace casi dos mil años.
- IGLESIA DE SAN PEDRO DE LIZARRA
© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com
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