Tudela es la ciudad más estrechamente relacionada con el rey navarro. Fue la corte principal de Sancho VII el Fuerte. Ya era residencia real en tiempos de su padre Sancho el Sabio. Por eso se piensa que Sancho el Fuerte nació aquí, hacia el año 1154.
El palacio-castillo de Tudela se encontraba en el cerro de Santa Bárbara. Tras admirar la bella iglesia románica de la Magdalena, atravesamos la antigua judería de la ciudad medieval y ascendemos al alto que domina la ciudad y que está en el origen mismo de Tudela. Debido a su gran importancia estratégica, con un gran dominio visual del entorno y controlando el paso del Ebro, el cerro de Santa Bárbara ha estado ocupado ininterrumpidamente desde hace miles de años. Aquí se han encontrado vestigios de la Edad del Bronce, de la Edad del Hierro, romanos, visigodos y también del antiguo castillo musulmán. Prueba de ello son los restos arqueológicos encontrados en sus laderas, como cerámicas de varias épocas o el enterramiento infantil del siglo VI a.C. que se expone en el Museo de Tudela.
Hoy poco queda del antiguo castillo medieval que fue residencia y palacio de Sancho el Fuerte. Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz varios torreones y lienzos de muralla del que debió ser uno de los castillos principales y más poderosos del reino de Navarra. Sobre los restos de la torre del homenaje, en lo más alto del cerro, se levantó en 1942 un monumento al Sagrado Corazón, conocido cariñosamente como “el manotas”, por las grandes manos con las que bendice. Seguro que desde donde hoy mira el Cristo, muchas veces se asomó el rey Sancho el Fuerte desde lo alto de su castillo para disfrutar del paisaje ribero y del anchuroso río Ebro que como una hermosa cinta de agua parte la fértil llanura. Y es que el disfrute de las panorámicas desde el parque habilitado en lo alto del cerro de Santa Bárbara es uno de los grandes atractivos para el visitante. Desde aquí se tienen las mejores vistas de la ciudad de Tudela.
Las estancias del rey se encontraban aquí, en la torre del Homenaje. Aquí pasó muchos años de su vida, y algunos de los más amargos. En los últimos años de su existencia, acosado por la enfermedad, se alejó del mundo en este castillo. Tan extremo fue su retiro que se le llegó a cambiar el apodo de “el Fuerte” por “el Encerrado”. Momentos de amargura aumentados por no tener descendencia legítima que le sucediera, por la muerte de sus hermanas Blanca y Berenguela en 1.229 y 1.230 respectivamente y de varios de sus hijos bastardos, como el querido Ramiro que murió en 1.228 y fue obispo de Pamplona o Guillermo, que seguramente perdió la vida combatiendo en Mallorca en las huestes de Jaime I el Conquistador y que era una de las principales opciones para asegurar la sucesión real dentro de la familia.
En el castillo sucedió otro de los episodios clave en la vida del monarca y que está relacionado con el rey de Aragón. En 1231, tres años antes de su muerte, cuando ya viejo y achacoso veía con gran preocupación el futuro de la corona, decidió prohijar al joven rey Jaime I para que le sucediera en el trono. La entrevista se celebró en el castillo de Tudela, donde posteriormente lo más granado de la nobleza navarra y aragonesa juró el acuerdo. El motivo: prefería la unión de Navarra con Aragón tal como había sucedido anteriormente en tiempos Sancho Ramírez, Pedro I y Alfonso el Batallador. Así protegía a Navarra contra las aspiraciones y la fuerza creciente de Castilla. Además odiaba dejar el trono a su sobrino francés Teobaldo, al que no tragaba. No tuvo suerte el rey Sancho, ya que tras su muerte los nobles navarros se inclinaron por el rey francés dejando sin efecto su decisión.
La muerte visitó al rey Sancho VII en el castillo de Tudela el 7 de abril de 1.234. Seguro que dejó este mundo recordando sus hazañas guerreras, principalmente la batalla de las Navas de Tolosa, contienda que le dio la fama que ha llegado a nuestros días
© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com
TEOBALDO REY FRANCES?
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