SIMA DE IGÚZQUIZA

Junto a la sima de Igúzquiza


La guerra es el escenario perfecto para que los más crueles asesinos campen a sus anchas. Cerca de Igúzquiza hay un paraje que recuerda hechos trágicos que ocurrieron durante la tercera Guerra Carlista (1872-1876): la sima de Igúzquiza.

En Tierra Estella había en ese entonces una partida de bandoleros afín a los carlistas pero que, en realidad, eran gentuza de la peor calaña. Estaban encabezados por Feliz Domingo Rosa Samaniego y su lugarteniente, Ezequiel Llorente, alias Jergón. Durante años se dedicaron a matar gente, a menudo por creer que eran colaboradores o confidentes de los liberales. Esta acusación, casi nunca probada, sirvió para alimentar su enferma afición a robar, matar y violar a inocentes.



Muchas de sus infelices víctimas fueron arrojadas vivas a la sima de Igúzquiza, también conocida desde entonces como la sima de Rosas. Se dice que Rosa Samaniego y Jergón mataron a más de 200 personas. Jergón era el peor. Parecía disfrutar siendo cruel. Además se distinguía por vanagloriarse de sus cobardes hazañas. Le gustaba ir con el pantalón arremangado y decía que cada doblez de su pantalón correspondían a un hombre que había matado ese día. También decía que se comía asadas en la sartén las orejas cortadas de aquellos a los que luego empujaba a la profunda sima de Igúzquiza.

Sima de Igúzquiza
Pero, como dice el conocido dicho, "a cada cerdo le llega su San Martín". Los carlistas perdieron la guerra. A Rosa Samaniego le dio tiempo a huir a Francia. Pero al Jergón lo detuvieron en una taberna de Los Arcos gracias a que lo reconoció el tabernero y dio noticia a las autoridades. Fue apresado, encarcelado en la Ciudadela de Pamplona y condenado a muerte. Y, en una muestra de justicia, fue fusilado junto a la sima de Igúzquiza y luego su cuerpo arrojado al fondo. Fue el adelanto del pago por sus pecados, cuya deuda todavía debe estar saldando en el infierno.

Tal fue la mala fama que adquirió el Jergón que, incluso después de su muerte, se le comparaba con el hombre del saco. Se amedrentaba a los niños de varios pueblos de Tierra Estella diciendo que si se portaban mal vendría Jergón a buscarlos.

De tan truculenta historia se hicieron eco los periódicos y los literatos de la época. Obras como “La sima de Igúzquiza” de Alejandro Sawa hablan de los dos asesinos y de sus sangrientas correrías. Hasta Benito Pérez Galdos, en su novela “La desheredada”, nombra a la sima de Igúzquiza.

Hoy podemos acercarnos al la sima de Igúzquiza siguendo un sendero desde el pueblo.

El sendero que baja hasta la sima se ha acondicionado en el año 2018 gracias al ayuntamiento de Igúzquiza y a la financiación de fondos europeos. Permite acercarnos hasta el borde de la gran boca de la cavidad sin peligro gracias al vallado que protege de caídas accidentales.

La visita a la sima no sólo tiene el interés de acercarnos a un lugar de historia trágica. También es un espacio natural muy interesante. La sima se encuentra en un pequeño diapiro compuesto por tres dolinas que crean un enorme socabón en el terreno. Esto ha creado un microclima que hace crecer en su interior especies propias de latitudes más húmedas. Por eso, en el camino de acceso a la sima nos sumergiremos en un oasis de vegetación que contrasta fuertemente con la del exterior del diapiro. De camino a la sima avanzaremos entre avellanos, bojes, robles y musgos, vegetación más propia de montaña.

Por último también merece la pena darse una vuelta por el pueblo. Podemos visitar su plaza, con su austera iglesia y su adornada fuente. 

Iglesia y fuente de Igúzquiza


Muy cerca del caserío también podremos visitar el Palacio de Igúzquiza y la ermita de la Purísima Concepción, que se levanta en medio de bosque de carrascas típicamente mediterráneo.

En el siguiente enlace tienes una ruta que lleva hasta la sima y visita otros puntos de interés en los alrededores de Igúzquiza.

- Ruta sima de Igúzquiza - Monte de la Purísima

Localización: ETRS89 30T  x=575210  y=472273.

© Julio Asunción

LA VIRGEN DEL HORIZONTE Pamplona

A veces, sin esperarlo, dando un paseo, encuentras rincones curiosos que no dejan de tener encanto. Eso es lo que me pasó hace unos días mientras hacía tiempo para que me cambiaran las ruedas del coche en el Norauto del centro comercial La Morea, en Pamplona.

Decidí dar una caminata por los alrededores del centro comercial. Mis pasos me llevaron a tomar una pista que sale a la izquierda de la carretera que comunica La Morea con la Universidad y el Sadar, el estadio de fútbol del Osasuna.

Lo primero que me sorprendió son las panorámicas de los montes que rodean la Cuenca de Pamplona que podía disfrutar en mi paseo. Pero más sorprendido me quedé cuando, a pocos metros de la pista, sobre un sencillo pedestal, se elevaba una humilde imagen de la Virgen. 
  
Me acerqué a verla, preguntándome quién, en este solitario paraje, habría sido el que decidiera hacer este homenaje a María. No salí de mi duda, pero si que supe como se había bautizado a esta estilizada imagen gracias a una poesía que podía leer en el pedestal:

¡Virgen del horizonte!
del Monte Perdón, del Adi,
de la higa de Monreal,
del Cabezón de Echauri, 
de mis puntos cardinales, 
de mis hermanos, los hombres,
de Jesús, tuyo y del Padre.

Virgen del horizonte,
de imagen tierna,
entre delicadas brisas,
de sonriente faz,
entre rigurosas lluvias.

Que de oriente a occidente,
por el sur y por el norte, 
quien peregrino pase,
por tu meseta humilde,
a contemplarte, se acerque...
y en silencio te suplique;
¡Bellísima joven!
¡Madre y Virgen del horizonte!

La poesia es de Aurelio Fresán Zaratieguí, "viejo profesor" de Beire, tal como reza el también humilde folio plastificado donde está escrita tan sentida poesía.

Lo dicho, a veces te encuentras con lo que no te esperas. Fui a cambiar los neumáticos y de repente me convertí, aunque sólo fuera un momento, en peregrino de la humilde y hermosa Virgen del Horizonte. Y su templo era grande. Lo formaban las montañas de Navarra y la amplia bóveda celeste. 



Me tomé mi tiempo para disfrutar de los amplios horizontes que se abarcaban desde este sencillo santuario al aire libre. 

Tras acabar de identificar muchos de los montes que desde aquí se veían, seguí mi caminata. No tarde mucho en pasar junto al estadio del Sadar. Se encuentra a tan sólo unos centenares de metros de la Virgen del Horizonte. Llegué a imaginarme que quizás la joven Virgen sea del Osasuna y que disfruta oyendo el rugir del estadio cuando los rojillos marcan. 


De repente un mensaje en el móvil me sacó de estos pensamientos un tanto extraños. Me avisaban de Norauto. Ya tenía el coche con las ruedas nuevas.



© Julio Asunción



BARGOTA Pueblos de Navarra


Bargota es un pueblo de Tierra Estella. No es muy grande. No llega a los 300 habitantes. Pero ¿quién se puede resistir la tentación de visitar un pueblo que en su escudo municipal lleva representado a un brujo?
Escudo de Bargota
Bargota es conocida sobre todo por uno de sus vecinos que nació y vivió aquí hace ya 400 años: el cura-brujo Johanes de Bargota, Es el brujo más famoso de navarra. Tuvo la suerte de no acabar en la hoguera, aunque su afición a realizar trucos de magia y leer historias fantásticas que luego se atribuía como propias le hizo pasar por los calabozos de la Inquisición. Así es como Bargota es el único lugar de Navarra y de España que tiene en su escudo municipal a un brujo, a Johanes de Bargota. Si quieres saber más sobre el brujo de Bargota puedes consultar este enlace:
Pero Bargota, además, es un hermoso pueblo. Tiene mucho que ver. Sus calles de piedra crean un bonito laberinto para pasear. Y, callejeando, llegaremos hasta la Plaza del Ayuntamiento, donde también se encuentra la iglesia de Santa maría.

Iglesia y ayuntamiento de Bargota

En el ayuntamiento podemos ver ese escudo del municipio donde se representa al brujo. Allí aparece Johanes con poblada barba, puntiagudo tocado y empuñando un báculo mágico. Me hizo gracia. Es nuestro Gandalf navarro.
En el escudo, debajo del brujo, también hay representado un racimo de uvas. Recuerda la importancia que el cultivo de los viñedos ha tenido para la localidad a lo largo de la historia.
En los soportales del ayuntamiento podemos ver dos paneles con divertidos dibujos, casi de estilo naíf, que recuerdan las hazañas fantásticas del brujo de Bargota.



Junto al ayuntamiento, se encuentra la iglesia, con su espigada torre campanario. La iglesia de Santa María fue construida a mediados del siglo XIX. Es una mezcla de estilos gótico y renacentista.
Escudo blasonado en Bargota
Completando el conjunto de la plaza hay un trampantojo de un paisaje de la zona. Está pintado sobre una de las paredes cercanas a la iglesia. Paisaje que no debemos conformarnos en contemplar en esta meritoria pintura. Debemos buscar en alguno de los recodos del pueblo los miradores desde donde podremos tener una estupenda vista de la Sierra de Joar. Mientras los buscamos pasaremos por algunos caserones antiguos que lucen bellos escudos blasonados.
El brujo de Bargota
No podemos dejar Bargota sin visitar al brujo Johanes. En una recoleta plaza se levanta su escultura. En la mano lleva un libro. Suponemos que de magia. Le acompaña un gato. Lo suponemos negro.
El brujo ha inspirado la Semana de la Brujería. En julio Bargota se traslada en el tiempo unos siglos para revivir los tiempos en que brujas, brujos e Inquisición campaban por estos lares. Los habitantes del pueblo se visten con trajes de época y las calles y casas se engalanan con banderas y estandartes. ¿Quién sabe si en esos días Johanes vuelve al pueblo escondido tras alguna de las máscaras que recorren las calles de Bargota?
Otra buena panorámica la tenemos desde las áreas de juegos infantiles que están a la entrada del pueblo. Allí encontraremos una roca donde está esculpido el trabajo de la vendimia. Y desde aquí también podremos ver un cerro donde está el castro de la Edad del Hierro de El Castejón de Bargota. Este yacimiento arqueológico fue excavado por Amparo Castiella en la década de los noventa del siglo XX.

Zona infantil. También es mirador. Al fondo el cerro del castro de El Castejón.

En las afueras del pueblo, además de visitar el castro de El Castejón, también podemos acercarnos a la ermita de la Virgen del Poyo. Se encuentra en el mismo Camino de Santiago. Es una ermita sencilla pero que está adornada con un bonito azulejo donde se representa a la Virgen del Poyo.

Ermita de la Virgen del Poyo


El lugar donde está la ermita de la Virgen del Poyo también es histórico. En la explanada de delante de la ermita se intercambiaban prisioneros tanto carlistas como liberales durante las guerras civiles carlistas del siglo XIX. Ya no se ven soldados esperanzados ante una segunda oportunidad. Ahora son los peregrinos en su caminar hacia Viana los que visitan este tranquilo paraje.

© Julio Asunción


EL BRUJO DE BARGOTA


Johanes es el brujo más famoso de Navarra. Era natural de Bargota. En la calle Juan Lobo nació. Vivió entre finales del siglo XV y la primera mitad del XVI. Algunos historiadores lo sitúan en la segunda mitad de este siglo. Se fue a Salamanca a estudiar para sacerdote. Cuando volvió a su pueblo, tras haber aprendido quizás demasiado, se dedicaba a engañar a sus paisanos con trucos de magia y prestidigitación mientras ejercía como cura.
Era gran aficionado a los libros de nigromancia, brujería y ciencias ocultas. De estas lecturas extraía historias que narraba a sus vecinos transformado en el protagonista de sus propias lecturas.
Así les hacía creer que tenía poderes sobrenaturales. De ahí a ser considerado un brujo había sólo un paso. Y de ahí acabar en las cárceles de la Inquisición todavía menos.
En unos divertidos dibujos que hay en el Ayuntamiento se nos explican algunas de las hazañas mágicas que se le atribuían.
Uno de los paneles con las "hazañas" del brujo de Bargota

Aquí tienes algunas de ellas:
- Subía a lo más alto de un cerro, aspiraba con toda la fuerza de sus pulmones, atraía un núcleo de niebla y se sentaba en ella. En esa nube se desplazaba a los akelarres, a Madrid o a San Fermín, según el capricho que tuviera.
- Se decía que aprendió la magia y la nigromancia del mismo diablo en cuevas escondidas.
- Ayudó a Juan Lobo, famoso bandido, a escapar de la justicia convirtiéndolo en un gato negro.
- En un tórrido 16 de agosto se presentó a los vecinos en el atrio de la iglesia. Traía el sombrero y el manto cubiertos de nieve. Exclamó: ¡ Como nieva en Montes de Oca!
- Una vez fue a San Fermín en Pamplona. Al no haber sitio para dormir compartió habitación con el Abad de Otiñaño. Johanes se desenrroscó la cabeza dejándola sobre la mesilla. El abad salió gritando de la habitación presa del horror.
Cuando el Brujo de Bargota se desenrroscó la cabeza

- Johanes pregunto a un arriero de dónde era. Como le contestó mal el brujo le dio un escarmiento. Trasladó por el aire a toda la recua de mulas, dejándola colgada de la torre de la iglesia.
Johanes con la nieve de Montes de Oca
El brujo de Bargota fue denunciado por la Cofradía de Arcabuceros de Torralba por actos de encantamiento y por asistir a akelarres que se celebraban en el Salobre (actual embalse de las Cañas). Allí entraba en trance con ayuda del tinto de Bargota, cosa que no es de extrañar dada la buena calidad del tinto de la zona.
La peor acusación fue la de estar presente en el lugar donde mataron al Conde de Aguilar. Parece que el brujo de Bargota no tuvo que ver con la muerte del noble. Seguramente esto le libró de la hoguera.
Tras cumplir su pena de prisión en las cárceles de la Inquisición de Logroño y tras un sentido arrepentimiento, regresó a Bargota. Allí continuó ejerciendo como cura hasta su muerte.
Curioso personaje propio de una película. Y, de hecho, la tuvo: “La leyenda del cura de Bargota”, dirigida por Pedro Olea en 1989 y protagonizada por Fernando Guillén Cuervo y Lola Forner.
Una escultura recuerda al brujo de Bargota. Se encuentra en una plaza algo alejada de la iglesia. Ya sabemos que la brujería y la Iglesia no se han llevado bien. La escultura de Johanes está rodeada de varios árboles que parecen querer conjurar con su verde naturaleza los poderes místicos de Johanes.
Plaza donde se encuentra la escultura del Brujo de Bargota


Escultura de Johanes de Bargota

En la escultura se representa a Johanes, con serio ceño. Está acompañado de un gato. Y aunque la piedra de la escultura no tiene color todos sabemos que el gato es negro.
Por cierto. Cuando visité el pueblo me crucé dos veces con un gato negro. No pude más que pensar en el brujo o en su amigo Juan Lobo.
Pero no es la escultura el mayor homenaje que sus paisanos han hecho al más famoso de los bargotanos. Bargota es el único municipio de Navarra, de España y quizás del mundo, que en su escudo municipal lleva un brujo. El brujo de Bargota.


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