El parque Miguel Servet es el parque de la ciudad, el pulmón de Huesca. Fue inaugurado en 1.930. En el parque no sólo disfrutaremos de la variedad de especies de árboles allí plantados, de su fuente luminosa y de su estanque, sino que veremos algunas esculturas y curiosidades.
En un extremo del parque, cerca de la entrada Juan XXIII, encontramos el monumento con el que Huesca recuerda a los los reyes de estirpe pirenaica. Podemos considerar que no sólo se dedica a los reyes de Aragón, ya que varios de los primeros reyes de Aragón también fueron reyes de Navarra como Sancho Ramírez o Alfonso I el Batallador. Es obra del escultor César Montaña. Con un estilo parecido al de Gargallo, donde se juega con los vacios del metal, se representa de manera épica a un rey sobre unos peñascos que representan el Pirineo, lugar de origen del Reino de Aragón. En una mano un bastón de mando que representa el poder real, en la otra la Cruz, razón espiritual de la Reconquista.
En el otro extremo del parque, en la zona más cercana al centro histórico, encontramos las pajaritas de Ramón Acín, artista anarquista que fue fusilado durante la Guerra Civil. Son dos pajaritas de papel hechas en metal. Eran el símbolo turístico de Huesca. Últimamente han sido sustituidas por una “h” con cabeza de caballo, haciendo alusión al escudo de la ciudad.
Como curiosidad podemos señalar la casita de Blancanieves, que se encuentra junto a una placa de homenaje a Walt Disney.
Otro parque interesante, pero mucho menos visitado por los que se acercan a conocer Huesca, es el parque de San Jorge. Es un parque forestal que se encuentra en un cerro donde se encuentra la ermita de San Jorge. La ermita es del siglo XVI, si bien la primera que se construyó fue en el siglo XIII. El nombre de la ermita gótica conmemora la victoria cristiana en la batalla de Alcoraz, donde, según la leyenda, San Jorge se apareció para luchar junto a los cristianos contra los musulmanes, posibilitando la victoria.
A la entrada del parque vemos una placa moderna donde está representado el santo guerrero alanceando al dragón. Desde lo alto del cerro, donde se encuentra la ermita, tenemos buenas vistas sobre la ciudad, si bien podrían ser mucho mejores si no tapara buena parte de las panorámicas el pinar de repoblación que cubre el cerro.
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