En el mismo centro de Vitoria, en la plaza de la Virgen Blanca, se alza el Monumento a la Batalla de Vitoria. Inaugurado en 1917 conmemora una de las batallas decisivas de la Guerra de la Independencia. Fue el golpe definitivo a la Francia usurpadora de Napoleón que había colocado en el trono de España a su hermano José Bonaparte. Si bien a esta situación se había llegado no sólo por la desmedida ambición de Napoleón, sino también por la incompetencia de los reyes españoles, el pueblo, amante de su independencia y libertad, llevó la lucha contra el francés a ciudades, campos y montañas hasta recuperar su país. No estuvo solo, ya que Napoleón, en su ansia conquistadora, estaba enfrentado con el resto de Europa y España se convirtió en otro escenario de las Guerras Napoleónicas con participación de ejércitos de varias naciones.
La situación de los franceses tras la derrota de Arapiles se hizo insostenible en Madrid y había comenzado la retirada francesa hacia el norte. Pero “Pepe Botella”, como era llamado José Bonaparte por los patriotas españoles, no se iba a ir de rositas. Las tropas aliadas, comandadas por el Duque de Wellington, dieron en Vitoria el golpe de gracia a las tropas francesas, evitando cualquier posibilidad de recuperación del enemigo galo y acabando con el dominio de España por Napoleón. Británicos, españoles, portugueses y alemanes interceptaron a José Bonaparte en Vitoria. Aquel 21 de junio de 1813 se convirtió en fecha clave en la Historia de la ciudad.
La batalla se desarrolló en los alrededores de Vitoria y el resultado fue una derrota total de los franceses. Poco después José Bonaparte abandonaría España para no volver jamás.
El Monumento de la Batalla de Vitoria narra, con gran simbolismo, este episodio de la Historia de España. En lo más alto vemos a la Victoria y a España, que consuelan al pueblo español que está representado por un hombre desnudo que porta en sus manos unas cadenas rotas, símbolo de la libertad recuperada. A la izquierda de las dos figuras alegóricas femeninas vemos a un León, símbolo de fuerza y fiereza, que aquí representa al ejército aliado, que tiene bajo sus garras un águila. El águila es el símbolo de las tropas imperiales napoleónicas que portaban en sus estandartes y banderas, muchas de ellas capturadas en esta batalla.
Debajo de este conjunto alegórico, se representa con gran realismo un momento de la batalla. Soldados de varias nacionalidades arrollan a las líneas francesas, Entre los soldados destaca el general Wellington, que, a caballo dirige el ataque.. Vemos a paisanos españoles, algunos guerrilleros, que alternan con soldados regulares, entre los que destaca el curioso soldado escocés, fácilmente reconocible por ir uniformado con la típica falda escocesa. Antes de mi visita a Vitoria un amigo me dio un simpático encargo: “Cuando vayas a Vitoria saluda al escocés de la plaza de la Virgen Blanca”. Como se puede ver, cumplí lo pedido.
Las tropas francesas quedan en este segundo grupo escultórico simbolizadas por el cañón caído bajo las patas de uno de los caballos. No vemos a los franceses aquí, que hay que imaginar huyendo ante la contundencia del ataque aliado. En las esquinas, bajo los soldados, vemos representados los escudos de las naciones que intervinieron en la batalla: España, Portugal, Gran Bretaña y Alemania.
En la parte inferior del Monumento a la Batalla de Vitoria se representa el resultado de la misma. Sobre un caballo, saludando con la espada el general Miguel Ricardo de Álava, vitoriano que fue el primero en entrar en la ciudad de Vitoria evitando saqueos y excesos por parte tanto de los franceses en su retirada como por parte de las tropas vencedoras.. A la izquierda el pueblo de Vitoria agradeciéndole la liberación de la ciudad del dominio francés.
¿Qué paso con José Bonaparte? Para verlo tenemos que ir a la parte de atrás del monumento. Allí vemos la alegoría de la muy guerrera Francia huyendo, con casco coronado con un águila que la identifica. Huye igual que el resto de los soldados franceses que vemos a su lado. El jinete que está bajo su cabeza es el mismo rey José Bonaparte, que tuvo que huir a uña de caballo hacia Pamplona dejando sus lujosos carros para evitar caer preso de las tropas aliadas.
Hoy no hay visitante que se acerque a Vitoria y no tome la típica foto de la plaza de la Virgen Blanca con el Monumento de la Batalla de Vitoria en su centro. Y es que la plaza y el monumento se han convertido en símbolos emblemáticos de la ciudad y en parte del paisaje vital de muchos vitorianos.
Y eso que está en un estado lamentable, puesto que precisa de una restauración desde hace años, pero nada se hace...así es el recuerdo de la ciudad que se llevan los turistas: un monumento roto, sucio, y olvidado. Parece que sólo interesa "vender" una parte muy concreta de la Historia.
ResponderEliminarRecorriendo todos tus Blogs me quedo perplejo, haces y publicas todo lo que a mi me gusta a pesar de no tener tus conocimientos me gustan y los seguiré de cerca.
ResponderEliminarAnimo y ha seguir.
Un saludo.
Muchas gracias. Este tipo de apoyos no dudes que me ayudan para continuar poniendo mi granito de arena para difundir la belleza del arte, del senderismo y la arqueología.
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