No sólo es recomendable la visita del Museo de Huesca por las colecciones arqueológicas y artísticas que contiene, sino que podemos decir que es imprescindible ya que dentro del mismo se conservan varias estancias del primitivo Palacio de los reyes de Aragón.
Hoy estas salas están dedicadas a exposiciones temporales. Además del gran salón del trono, se conservan dos estancias del antiguo palacio. Una es la llamada sala de Doña Petronila, reina de Aragón y condesa de Barcelona. Lo más seguro que esta sala fuera la iglesia o capilla del Palacio. De factura románica, en su ábside semicircular podemos ver varios capiteles esculpidos de bella factura.
Pero la sala más interesante, más que por la arquitectura, por la leyenda que encierra es la Sala de la Campana. En ella se sitúa, según la tradición, la sangrienta leyenda de la Campana de Huesca.
Según la leyenda, Ramiro II el Monje, desquiciado por la rebeldía de algunos nobles del reino, manda a un sirviente para que recabe consejo a su antiguo tutor del monasterio. El mensajero explica el problema al monje, y como respuesta este le lleva al huerto y allí, le dice: “Observa bien lo que hago”. El monje va a la plantación de coles y corta las más grandes, las que destacan del resto, y las retira. Vuelve junto al mensajero: “Ahora ve junto a Ramiro y cuéntale lo que has visto”.
El emisario vuelve y cuenta al rey Ramiro el suceso. Este se queda pensativo pero al poco dice: “Puedes retirarte, ya comprendo el mensaje”.
El rey Ramiro seguidamente cita a cortes en Huesca a todos los nobles del reino para tratar el asunto de la construcción de una gran campana que se oyera en todo el reino. Según van llegando los nobles, hace pasar a los más rebeldes a esta sala, la sala de la Campana y ordena su decapitación. Con las cabezas manda hacer un círculo y la del más rebelde la cuelga de una cuerda sobre el centro del círculo a modo de badajo. Seguidamente hace pasar a la sala al resto de los nobles del reino para que “oyeran la Campana”: el pago que tendrían si se rebelan ante su rey. Ramiro siguió el consejo del monje del monasterio: cortar las cabezas (coles) que más sobresalgan.
La leyenda está basada en hechos reales, ya que el rey mandó acabar con la vida de varios de sus nobles en su reinado, si bien seguramente la historia de la Campana sea una recreación literaria.
La leyenda de la Campana de Huesca fue magníficamente representada por el pintor José Casado del Alisal en uno de los mejores y más conocidos cuadros historicistas del XIX. En el ayuntamiento se encuentra el cuadro y una copia del mismo en otra sala del museo de Huesca. Sin duda el pintor se inspiró en esta Sala de la Campana para su composición, ya que en el cuadro aparecen los nobles entrando en la sala por una puerta con escaleras similar a la real.
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