Ver Monzón en un mapa más grande
Cuando nos internamos en la vega del río Cinca, lo primero que llama la atención en el paisaje es el castillo de Monzón. Se alza en lo alto del cerro dominando estas tierras desde hace siglos. Sus muros se han visto asediados varias veces a lo largo de la Historia. Sus torres han contemplado defensas épicas, y sus estancias han cobijado a personajes ilustres.
Quedó constancia del paso del Cid por este castillo. Uno de los señores del castillo fue Don Ramiro, casado con una hija del Cid. El hijo de Don Ramiro fue García Ramírez que fue luego rey de Navarra.
El castillo, situado en tan estratégica posición, pasó a manos de la Orden del Temple. En este castillo los templarios custodiaron la famosa espada Tizona del Cid. Por los templarios fue educado Jaime I el Conquistador, uno de los reyes más grandes de la Historia del Reino de Aragón. Reconquistó la Baleares a los musulmanes, pero su mayor éxito fue la conquista de Valencia en 1.238. Todavía se celebra la estancia del joven Jaime en el castillo de Monzón. En primavera se celebra el “Homenaje a Guillem de Mont-Rodón”, maestre templario que fue tutor del rey Jaime I. Ese día se hace un vistoso desfile medieval, donde paisanos vestidos como caballeros templarios ascienden desde el pueblo hasta el castillo.
El castillo es el principal monumento de Monzón. Originariamente era un castillo musulmán. Luego fue fortaleza templaria y más tarde de la Orden del Hospital. Más adelante fue reformado (siglos XVII y XVIII) para adecuarlo mejor a los ataques de la artillería (de ahí algunos muros dispuestos en talud).
Dentro del castillo está el Centro de interpretación Templario. No debemos limitarnos a visitar su interior como hacen la mayoría de los visitantes. Tras seguir las huellas del rey Jaime por las estancias del castillo, es muy recomendable hacer una corta caminata hasta el cerro de Santa Quiteria, desde donde se tienen las mejores vistas del castillo. Este cerro se llama así por la ermita que en él había, hoy desaparecida. El cerro está coronado por un vértice geodésico y todavía quedan restos del antiguo fuerte que complementaba la defensa del castillo. Este cerro era un peligro por su elevación y facilitaba el ataque al castillo principal con artillería, por lo que se decidió fortificarlo en época moderna. Todavía podemos ver restos de las murallas en el lado oeste y un gran foso en el lado sur.
Otro atractivo que se pierden muchos de los visitantes del castillo de Monzón son las ruinas de la iglesia de San Juan. Se encuentra fuera del recinto amurallado y hay postes indicativos que llevan a ella. Este templo en su día tuvo una gran importancia histórica, ya que fue la iglesia mandada construir por el rey Sancho Ramírez tras conquistar el castillo en un día de San Juan (24-6-1089). Sancho otorgó a este pequeño templo la distinción de Capilla Real. En 1.149 pasó a manos de la Orden del Temple. Seguro que el joven rey Jaime también conoció y rezó en esta antigua iglesia de la que hoy solo queda la huella de su planta.
Siguiendo el sendero que lleva a las ruinas de la iglesia de San Juan llegamos a las cañoneras excavadas en la roca del cerro. Son puestos artilleros que en la Guerra Civil (1936-1939) controlaban el estratégico paso del Cinca. El subsuelo del castillo esconde antiguos pasadizos, subterráneos, galerías, minas y contraminas realizadas durante los asedios a que fue sometido. Uno de los más conocidos fue en la Guerra de la Independencia donde una guarnición de 100 soldados franceses mandados por un soldado de ingenieros aguantó en el castillo el asedio de dos regimientos de la División Navarra de Espoz y Mina durante cinco meses. Finalmente el castillo fue rendido tras la caída de Lérida.
El Cid, la Orden del Temple, Jaime el Conquistador, luchas, asedios… Hay mucha Historia para recordar en el castillo de Monzón…
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