En el cementerio de Ituren vamos a encontrar una de las esculturas funerarias de mayor valor artístico de Navarra que es al mismo tiempo el escenario de un crimen político que ocurrió en el año 1965.
Ituren es una pequeña localidad del norte de Navarra. Es sobretodo conocida por sus carnavales donde los joaldunak llaman al nacimiento al despertar de la naturaleza con el sonido de los grandes cencerros que llevan a las espaldas. Entre sus monumentos destaca la Iglesia parroquial de San Martín, que se encuentra entre Ituren y el barrio de Aurtitz, en un paraje solitario y muy hermoso rodeado de bosques y con grandes vistas a las montañas de alrededor.
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Paraje de la iglesia de San Martín de Ituren |
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Cementerio de Ituren |
En el panteón más lujoso del cementerio está una de las esculturas funerarias de más valor de Navarra. Es la escultura de un ángel con las alas extendidas que se alza sobre el panteón más vistoso de cementerio. Es obra de Tomás Altuna, uno de los artistas funerarios más reputados de Navarra y País Vasco. La escultura es del primer tercio del siglo XX. Es la mejor obra del escultor en Navarra, junto con el ángel del cementerio de Bera, que es prácticamente gemelo del de Ituren. El ángel lleva una trompeta que lo identifica como uno de los ángeles del Juicio final, la trompeta del Apocalipsis. Mira hacia la tumba. Aunque la trompeta está partida, el ángel parece esperar el momento en que tenga que tocarla anunciando el día de la resurrección de los muertos. Ese día en que según la Biblia se alzaran los muertos del cementerio y respondan de sus acciones ante Dios.
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El panteón de los Iturbe-Urroz en el cementerio de Ituren |
La tranquilidad del cementerio, la perfección y la belleza de la escultura y el hermoso paisaje de alrededor, contrastan con el hecho de que nos encontramos en un lugar donde ocurrió un hecho más propio de una novela negra o de película de espías.
Era el mes de septiembre de 1966. Luisa Urroz, miembro de la familia propietaria del panteón,
iba a ser enterrada bajo la atenta mirada del ángel de Altuna y de sus allegados. Cuando se abrió la tumba para depositar el ataúd, los presentes se encontraron con una trágica sorpresa. En el pequeño pasillo que se encuentra entre las tumbas del panteón, aparecieron los restos de un hombre y una mujer desnudos y con las manos atadas. Habían sido asesinados. Les habían pegado un tiro en la cabeza. El caso saltó a los periódicos.
Las investigaciones posteriores llegaron a la conclusión de que los cadáveres pertenecían al político y marroquí Mehdi Ben Barka de 45 años y a su secretaria, una mujer de 24. Ben Barka fue presidente del parlamento de Marruecos y posteriormente se convirtió en un fiero oponente al rey Hasán II.
Aunque no se ha aclarado todavía el suceso en su totalidad, parece ser que los causantes fueron los servicios secretos marroquíes mandados por el ministro de interior, Mohamed Ufkir. Fueron ayudados por mercenarios franceses. Ben Barka fue asesinado en Francia y se eligió este apartado lugar del cementerio de Ituren para deshacerse de los cadáveres.
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Cementerio de Ituren junto a la iglesia parroquial de San Martín |
En la soledad del cementerio de Ituren, de noche, no hubo testigos del momento en que los cadáveres de Ben Barka y de su joven secretaria fueron depositados en el lujoso panteón. Sólo el ángel de Altuna presenció el luctuoso hecho. Pero me temo que el ángel de Altuna no dirá lo que vio. Al menos hasta el día el Juicio Final.
© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com
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