Entre los cientos de yacimientos arqueológicos que he visitado los que más me atraen son los lugares sagrados, los santuarios, centros de poder y espiritualidad donde nuestros ancestros hicieron sus ritos propiciatorios y se intentaron comunicar con los dioses para que estos les protegían contra la enfermedad y los enemigos, favorecieran a su familia, les ayudaran en las acciones de guerra y velaran por ellos cuando llegara el momento de atravesar el umbral del más allá con la llegada de la muerte.
Por eso fue muy especial la visita al Cerro de los Santos. Es, sin duda alguna, uno de los santuarios más importantes del mundo íbero, y, por tanto, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la Península Ibérica.
No se engañe quien se acerque aquí. No va a ver estructuras del antiguo templo que hubo en el lugar hace más de 2000 años. El visitante sólo encontrará un obelisco que fue levantado en 1929 con gran acierto. El obelisco deja constancia de la importancia del lugar como hito del mundo antiguo y de la arqueología española. Cuando visites el lugar estarás pisando uno de los lugares clave del mundo de los íberos.
Ahora es difícil encontrar a alguien que no haya oído hablar de la cultura íbera. ¿Quién no conoce a la famosa Dama de Elche? Pues bien, cuando se descubrió el Cerro de los Santos no se sabía nada de la cultura íbera. En este cerro de Montealegre del castillo, está el verdadero origen de la rica historiografía que trata del mundo de los íberos.
Fue en el siglo XIX cuándo se empezó a excavar el yacimiento debido a la aparición de bustos y trozos de esculturas de difícil filiación cultural. Se encontraron los primeros hallazgos en la década de 1830 cuando se deforestó el terreno. Posteriores excavaciones sacaron a la luz más de 400 restos escultóricos, siendo por tanto el Cerro de los Santos el yacimiento arqueológico que más esculturas íberas ha proporcionado.
Dos bustos del Cerro de los Santos expuestos en el Museo de Albacete |
Las esculturas son de diferentes tamaños. Seguramente eran exvotos ofrecidos al santuario para procurarse el favor de los dioses. La novedad del estilo, la importancia de lo hallado, hizo que los arqueólogos y coleccioniestas de entonces de diferentes procedencias se fijaran en el yacimiento arqueológico. Muchas de las esculturas se vendieron y se pueden ver en museos extranjeros, como en el Museo del Louvre. Pero muchas se quedaron en España y las podemos ver principalmente en el Museo Arqueológico Nacional y en el cercano Museo de Albacete.
Sin duda, la pieza más importante es la dama oferente del Cerro de los Santos que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional. Apareció muy cerca del obelisco, lugar donde estuvo el templo íbero. La escultura de la Dama oferente está expuesta en el Museo Arqueológico Nacional. Junto con la Dama de Elche y la Dama de Baza es una de las más importantes esculturas de la cultura íbera.
Tal fue la importancia que tuvo el Cerro de los Santos, que incluso hubo algún listo que se dedicó a hacer falsificaciones para venderlas a los arqueólogos y coleccionistas que querían también su escultura del Cerro de los santos.
Tal fue la importancia que tuvo el Cerro de los Santos, que incluso hubo algún listo que se dedicó a hacer falsificaciones para venderlas a los arqueólogos y coleccionistas que querían también su escultura del Cerro de los santos.
El nombre del cerro parece venir precisamente de la aparición de estas esculturas que recordaban un poco a la gente de los lugares cercanos a las estatuas de santos que veían en las iglesias católicas.
A partir de de este lugar, de este rincón de Albacete, comenzamos a conocer esta gran cultura, la cultura íbera, la más emblemática de levante peninsular y una de las más importantes de la Edad del Hierro en toda la Península Ibérica.
Panorámica desde la cima del Cerro de los Santos |
El Cerro de los Santos no era un santuario dentro de un poblado íbero. En las excavaciones no se han encontrado viviendas o habitaciones aparte de las que estaban vinculadas al santuario en sí. Aquí se acercarían, desde los poblados íberos cercanos, desde kilómetros de distancia, aquellas gentes para propiciar el favor de sus dioses. Como sitio sagrado, como hogar de los dioses, no sería de extrañar que aquí se firmaran pactos, se acordarán paces, se homenajeará a grandes guerreros e incluso se coronaran reyes o líderes tribales. Además el santuario se encontraba cerca de la vía Heraclea, una de las vías principales que en la antigüedad recorría las tierras del levante peninsular. Seguro que los soldados, los comerciantes y cualquiera que se trasladara por esta importante calzada se acercaría al santuario del Cerro de los Santos para solicitar también fortuna, salud y el buen término de su viaje.
En el siguiente enlace relato mi experiencia cuando visité el yacimiento arqueológico y comento una curiosidad que me encontré y que quizás tuvo que ver con la elección del Cerro de los Santos como lugar sagrado.
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