La catedral de Pamplona es el centro principal de la religiosidad de
la capital de Navarra. Preside el templo la Santa María la Real. Delante de esta imagen juraban el trono los antiguos reyes de Navarra. Pero
habremos de remontarnos todavía varios siglos atrás desde la Edad
Media para comprender la importancia del lugar que ocupa la catedral
dentro de la espiritualidad de los primeros pamploneses. Y es que muy
poca gente sabe que en la nave central de la catedral los arqueólogos sacaron a la luz en las excavaciones de los años 1991-1992, los restos de un
ninfeo romano.
Muestra de las monedas encontradas en el ninfeo |
Un ninfeo es un santuario decicado a a las ninfas, y suele siempre está relacionado con fuentes, rios, lagos o
cuevas con agua. Por extensión, también llamamos ninfeo a las
fuentes sagradas de época romana. Y es esta segunda acepción, la
que tenemos que tomar en cuenta, pues no sabemos si aquí se rindió
culto a las ninfas o a otros dioses. Quizás sería mejor llamar al ninfeo de la catedral del Pamplona fuente
sagrada o santuario acuático. En todo caso es un santuario donde el agua
tenía gran importancia. En las excavaciones aparecieron junto al lugar que hoy ocupa el sepulcro del rey Carlos III el noble y su esposa Leonor dos
estanques en cuyo interior se localizaron más de 2.000 monedas de
época romana, concretamente de los siglos IV y V y que han valido
lógicamente para datar los tiempos en que este santuario fue utilizado por
las gentes que habitaron la antigua ciudad romana de Pompelo.
El agua, fuente de vida, no podía dejar de ser relacionada
con los dioses por las gentes de la antigüedad. Es frecuente la
existencia de santuarios relacionados con ríos, fuentes y arroyos incluso con anterioridad a los
tiempos de Roma. Los habitantes de Pompelo, la antigua Pamplona, arrojando sus
monedas a modo de ofrenda al agua se ponían de alguna manera en
comunicación con los dioses a través de la dádiva. Las monedas al sumergirse en los estanques del santuario acuático, pasaban del mundo real a un mundo
distinto simbolizado en esos estanques sagrados que eran propiedad de los dioses. De estos tiempos de
ofrendas antiguas en las fuentes sagradas viene esa costumbre, que
todos hemos realizado alguna vez de echar monedas a fuentes y estanques. Nos
desprendemos de algo con un simbolismo valioso, el dinero, representado por la moneda, y se lo entregamos como regalo a los
dioses para promover que su voluntad nos sea favorable. De
hecho, hoy cuando echamos una moneda o una fuente es costumbre pedir
un deseo. Es la traslación moderna de esas ofrendas a antiguos dioses paganos.
El ninfeo o santuario acuático de la catedral de
Pamplona es un ejemplo más de lugares de culto pagano que
posteriormente han sido cristianizados. De hecho determinados lugares
que desde antiguo se han considerado ligados con la divinidad, han
permanecido siendo lugares sagrados a lo largo del tiempo. Es como si algo, una extraña
percepción, quizás individual pero que luego se traslada a la comunidad,
hiciera saber a los hombres que en un lugar determinado hay una
puerta que nos lleva al más allá, al dominio de los dioses. Esa
puerta que comunica con lo divino, sigue abierta en Pamplona, en su catedral, desde antiguo. Sobre el ninfeo romano los arqueólogos encontraron un edículo cuadrangular (loca sacra) de culto cristiano. Después sobre este primitivo templo se construyó un templo paleocristiano, luego uno prerrománico, después uno románico hasta llegar a la iglesia gótica actual que ha llegado hasta nuestros días y que hoy es el templo cristiano principal de Navarra.
No
sabemos si en el mismo lugar donde hoy está el ninfeo romano también
hubo algún tipo de santuario de la ciudad vascona de Iruña que ocupó
este mismo solar. Pero lo cierto, que al menos, desde tiempos
romanos, este lugar fue sagrado.
Tras leer
esto, no sé lo que piensas tú amigo lector. Pero he de decirte que si visitas la catedral de Pamplona y paseas junto al
espléndido sepulcro de Carlos III el Noble y su mujer Leonor, lugar
donde además están enterrados otros reyes de Navarra, quizás
sientas esa comunicación con lo divino al encontrarte en un lugar que ha sido sagrado durante al
menos los últimos 1700 años,
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