Las placas grabadas y pintadas de la cueva de Parpalló son uno de los más importantes tesoros arqueológicos de España. En el museo de Prehistoria de Valencia están expuestas algunas de las mejores placas de la cueva.
El arte nos hace humanos. Si algo nos diferencia de los animales es la capacidad de realizar y apreciar el arte. Por eso el arte paleolítico tiene el encanto del origen. El arte nos hace seres racionales con una capacidad espiritual y simbólica única.
En España tenemos importantes santuarios prehistóricos con pinturas rupestres de gran belleza. El más importante es Altamira. Pero no podemos olvidarnos del arco mediterráneo, territorio muy rico en yacimientos arqueológicos. Cerca de Gandía, en la ladera sur del monte Mondúver, esta la cueva de Parpalló. Es un santuario único, de los más importantes de Europa, ya que esta cueva, durante miles de años, fue lugar de peregrinación y templo de ritos sagrados para los primeros habitantes de Levante.
En la cueva de Parpalló se encontró el mayor conjunto de arte mueble prehistórico de Europa. Su cronología abarca todo el Paleolítico Superior. Lo componen más de 6.000 placas de piedra caliza con representaciones animalísticas y simbólicas. Este hallazgo convierte a Parpalló en uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del continente.
En ellas podemos ver los animales que en ese entonces eran tan importantes para una sociedad de cazadores. La subsistencia del grupo dependía de la abundancia de caza con la que poder alimentarse. Por eso es muy posible que la representación animal en el arte prehistórico tenga relación con ceremonias sagradas que propiciaran una buena caza al tiempo que favorecieran la reproducción y abundancia de las presas.
En las placas expuestas en el Museo de Prehistoria de Valencia podemos ver ciervos, uros (toros prehistóricos), caballos, cabras montesas y otros animales. También son frecuentes las líneas cruzadas o serpenteantes, con simbolismo de difícil interpretación.
En el Museo de Prehistoria de Valencia las placas prehistóricas de Parpalló están expuestas en dos espacios. En el primero vemos un conjunto numeroso de placas grabadas. Luego, en una sala con especiales condiciones de luminosidad se exponen las más valiosas, las que están pintadas, que son las más escasas. En una de las más interesantes se representa una cabeza de caballo con trazo rojo.
Merece detenerse en la que podíamos calificar como la placa más importante de las halladas en Parpalló. Es una placa que combina el grabado con la pintura. Además es de gran rareza porque no es la típica representación grabada de un solo animal con el interior coloreado, sino que cada técnica representa a un animal diferente. Así, vemos grabado un caballo, probablemente una yegua preñada por su abultado vientre. En su interior está pintada una cierva en color negro.
¿Qué llevó a estos hombres y mujeres de hace 20.000 años a realizar estas placas y ofrendarlas en el templo prehistórico que fue la cueva del Parpalló? Quizás nunca lo sabremos a ciencia cierta. Pero en el Museo de Prehistoria de Valencia los amantes del arte y de la arqueología podemos disfrutar de un gran tesoro antiguo. Tan antiguo como nuestra verdadera conciencia de humanidad. Estas placas son ecos de un tiempo en que empezamos a creer en dioses y en ritos que los dispusieran favorablemente a nuestras aspiraciones y proyectos. No hemos cambiado tanto.
© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com
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