El que he llamado “El Pensador de Pamplona” es parte de la escultura llamada “Vida y Muerte”. Es una interpretación excelente de la famosa escultura de Rodin “El Pensador". La obra fue realizada en el año 1.922 por Ramón Arcaya (1.895-1.943). “Vida y Muerte”, también llamada “Monumento a los Muertos” es su mejor realización.
La escultura “Vida y Muerte” se encuentra frente a la entrada principal del cementerio de Pamplona, por lo que para los visitantes de la ciudad pasa desapercibida al estar alejada de los circuitos turísticos. Una pena, ya que es de las mejores esculturas urbanas de Navarra.
En esta escultura vemos culminadas la excelente formación del artista Ramón Arcaya. Estudió en Madrid, en Italia y en París. En la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid consiguió la maestría en la representación anatómica. En Italia el gusto por el clasicismo miguelangelesco. En París bebió la influencia expresiva y simbólica de Rodin.
En la famosa escultura de “El Pensador” de Rodin, el escultor buscaba representar a Dante ante las puertas del infierno. En “Vida y Muerte” Arcaya recoge también ese significado funerario relacionado con lo que ocurre cuando llega el final. El personaje meditabundo nos representa a todos ante la perspectiva de la muerte. ¿Por qué morimos? ¿Qué sentido tiene la vida cuando acabamos desapareciendo?. El personaje sedente no expresa dolor, sino profundidad filosófica, la búsqueda de respuestas que nos sobrepasan.
A sus pies vemos un personaje yacente. Casi a ras de suelo. Es el fallecido. La cabeza del personaje parece fundirse y desaparecer en el granito. Es la vuelta a la tierra, de donde hemos salido. “Vuelva el polvo al polvo”. También podemos ver como los pies del otro personaje, del pensador, parecen salir del bloque pétreo. Salimos de la tierra para volver a la tierra.
El escultor pamplonés Ramón Arcaya realiza aquí su mejor obra. Consigue una fuerte carga dramática sin apenas movimiento. La muerte es la quietud pero también es lo más dramático que puede pasar. El dramatismo se acentúa por la juventud del fallecido. “Todo tiene remedio menos la muerte” puede ser otro de los pensamientos del personaje sedente. Su fortaleza, representada por su musculación, no puede hacer nada para evitar la muerte del amigo o hermano que yace a sus pies. A pesar de su fortaleza física, trasciende la impotencia ante lo inevitable. No obstante podemos vislumbrar algo de optimismo en tan aciaga perspectiva. De alguna manera, podemos suponer que el personaje vivo también está pensando en el amigo caído. Otra manera de vencer a la muerte es seguir viviendo en el recuerdo de los demás.
La excelente representación realista de la anatomía, la impactante composición, el fuerte componente filosófico del tema tratado y el dramatismo hacen a esta escultura digna de un desvío en nuestros planes de visita a Pamplona. Habremos visto una gran obra de arte, pero seguramente también seremos un poco más sabios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario