Obra realizada por el pintor guipuzcoano en 1.910. El cuadro destaca por el estudio fisonómico de los personajes, que se convierte en una gran galería de retratos, género en el que destacó Elías Salaberria a lo largo de su vida.
El tema nos traslada a la profunda religiosidad del pueblo vasco en aquel comienzo del siglo XX. Los curas bajo palio y más elevados que el pueblo. Contrasta la ropa negra y uniforme de los hombres y las mujeres con la vestimenta mucho más rica de los prelados.
La composición de izquierda a derecha y la perspectiva de las mujeres más alejadas de la izquierda crean esa sensación de movimiento pausado propia de la procesión.
También el cuadro nos habla de la separación y desigualdad en esa sociedad. Los hombres van junto al palio y los sacerdotes, mientras las mujeres van detrás, cerrando la procesión.
El protagonista del cuadro no es la Sagrada Forma. Es el pueblo campesino. Prueba de ello es que la Sagrada Forma no está en el centro de la composición, y sí lo están los diferentes personajes que siguen a los sacerdotes.
Y es que Elías Salaberría nació en este pueblo en Lezo, en este clima campesino, uniforme y religioso. Murió en Madrid, y a lo largo de su carrera llegó a retratar incluso a Alfonso XIII. Gracias a su arte salío de esta sociedad agraria monolítica que sin duda no iba con las aspiraciones artísticas del pintor. Pero no renunció en absoluto a su gente, y de hecho sus obras son los mejores testigos del modo de vivir en el País Vasco en su tiempo.
FERNANDO DE AMARIKA
OTRAS OBRAS DESTACABLES DEL MUSEO
Ir al índice general
Si te gusta el senderismo, el arte y la arqueología, prueba a visitar mis otros blogs:
No hay comentarios:
Publicar un comentario