En el pequeño pueblo de Artáiz, a la sombra de la peña de Izaga, se encuentra el templo románico de San Martín. Como una joya escondida, está alejada de las habituales rutas turísticas. Dentro de las numerosas muestras de iglesias románicas que se reparten por el territorio de Comunidad Foral, San Martín de Artáiz es, sin duda, uno de los templos más importantes del románico rural no sólo de Navarra, sino de todo el norte peninsular. El viajero que se acerque a visitar esta iglesia, quedará asombrado por su riqueza escultórica. Esculturas que son un catálogo de símbolos y mensajes que nos traen ecos de una época oscura, la Edad Media.
La iglesia fue construida a mediados del siglo XII. Tiempos difíciles, de Reconquista. En aquel entonces no sólo el islam, al sur, era un peligro para el reino. A la amenaza musulmana se sumaban las intenciones de las coronas vecinas de Castilla y Aragón por repartirse el reino de Navarra.
En el campo, en el mundo rural, los señores se repartían el dominio del territorio. La sociedad que vio nacer el arte románico, era una sociedad feudal, guerrera, donde el rey dominaba una estructura de fidelidades juradas entre nobles. La mayoría de la población eran campesinos que luchaban duramente, día a día, por su propia subsistencia, en un mundo de penurias, guerras, enfermedades y sufrimiento.
Para los hombres y mujeres de estos tiempos difíciles quedaba la esperanza en un más allá mejor. El comportamiento correcto a lo largo de la vida terrena iba a posibilitar alcanzar ese cielo de los justos.
La Iglesia, como mediadora entre los dos mundos, el terrenal y el celestial, tenía por tanto una importancia esencial en la vida y en la sociedad medieval. En un mundo de analfabetos, donde un escaso porcentaje de la población sabía leer, los mensajes que enseñaban el buen proceder cristiano y las prácticas adecuadas para alcanzar el paraíso soñado eran difundidos a través de las esculturas de los templos donde se practicaba el culto.
La iglesia de San Martín de Artáiz es hoy, para el que se acerca a ella, una joya del arte. Para la gente que hace casi mil años contemplaba las figuras que la adornan, era un libro abierto que adoctrinaba a los fieles, les mostraba los pecados que debían evitar y el castigo que sufrirían si se entregaban a una vida disoluta.
En estas página no están resueltos, ni mucho menos, todos los enigmas y misterios que encierra la iglesia de San Martín de Artáiz. Siempre quedaran imágenes, figuras, gestos y detalles que se escaparán a nuestra interpretación de hombres modernos, hijos de la razón. Por esto, San Martín de Artáiz, siempre nos dará motivos para volver a visitarlo y enfrentarnos a ese mundo misterioso de símbolos esculpidos en la piedra.
Portada de San Martín de Artáiz
El tímpano de San Martín de Artáiz
El interior de San Martín de Artáiz
EL alero de San Martín – Metopas románicas
EL alero de San Martín de Artaíz – Canecillos románicos
Canecillos de San Martín de Artáiz
¿Quién construyó la iglesia de San Martín de Artáiz?
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