CEMENTERIO DE LA FLORIDA - CRIPTA DE LOS FUSILADOS EL 3 DE MAYO - Madrid


Hay lugares con una carga histórica y sentimental muy especiales que supera con creces su valor monumental. Uno de ellos es el cementerio de la Florida. Es un pequeño cementerio desconocido por muchos madrileños pero que es parte del espíritu y del ser de esta gran ciudad que es Madrid.

- Localización del cementerio de la Florida

Allí se encuentran enterrados 43 héroes del pueblo de Madrid que se levantó el 2 de mayo de 1808 contra los invasores franceses. Fueron fusilados por las tropas napoleónicas del general Murat en la dura represión que hubo tras la sublevación de los madrileños.

Son héroes populares. Mientras la mayor parte de los políticos españoles de la época se pusieron del lado de los invasores traicionando a su propio pueblo con tal de salvar su poltrona y su cuello, la gente de la calle, con un valor que sorprendió al propio Napoleón, decidió combatir a los soldados del ejército más poderoso de la época, el ejército que se había paseado triunfante por Europa. Lo hicieron con piedras, navajas, tiestos, hoces, cuchillos y otras armas blancas principalmente. Fue el comienzo del fuego donde se coció Napoleón. El mismo reconoció que el fin de su imperio empezó con la Guerra de la Independencia en España.

Tuve la suerte de coincidir en la visita con el Presidente de la Sociedad Filantrópica de Milicianos Nacionales Veteranos que, regalando de manera generosa su tiempo, tenía abierto al público el cementerio y recibía con suma amabilidad a los visitantes. Esta sociedad es la que gestiona a día de hoy el cementerio de la Florida. Este ilustrado anfitrión hizo de magnífico guía en el rato en que recordamos a esa gente humilde que murió aquella primavera de 1808 luchando por su libertad. 
Entre los madrileños que fueron fusilados había un cerrajero, un jardinero, un carpintero, varios albañiles, un escribano, el dueño de una mercería y otros de las más variadas profesiones, incluyendo a un soldado y a un fraile. El fraile se llamaba Francisco Gallego y es el único personaje identificado entre los fusilados del magnífico cuadro de Goya "Los fusilamentos del 3 de mayo". Que duda cabe que Goya, aunque afrancesado, hizo un servicio de enorme valor a los patriotas madrileños muertos en la madrugada del 3 de mayo al plasmar en esa pintura universal el alto precio que tuvieron que pagar.  Y es que la libertad que hoy tan fácil tenemos no fue siempre tan barata. Estos 43 fusilados enterrados en el cementerio de La Florida representan a los centenares, sino miles, que las tropas napoleónicas ejecutaron en aquellos días en Madrid. La fama del cuadro perpetuó el suceso y lo dio a conocer más que los libros de historia.

Reproducción del cuadro de los fusilamientos del 3 de mayo


A la entrada del cementerio, hoy prácticamente desaparecido y convertido en el mausoleo de los fusilados, hay un pequeño jardín. Allí podemos ver una reproducción en azulejos del cuadro de Goya realizada por Juan Manuel Sánchez Ríos, de la Escuela de Cerámica, en el año 1982. La Escuela de Cerámica hoy se levanta a escasos metros del cementerio de la Florida. Junto al mosaico de azulejos hay un pebetero que se enciende todos los días 2 de mayo. Ese día conmemora el levantamiento del pueblo madrileño contra el invasor napoleónico y hoy es el día de la Comunidad de Madrid. Todos los 2 de mayo autoridades municipales y de la Comunidad de Madrid acuden al cementerio de la Florida como muestra de respeto a los que aquí fueron enterrados.

Columna conmemorativa
En el mismo jardín hay una columna conmemorativa que se levantó en recuerdo de los fusilados. Podemos ver las huellas de impactos de balas en ella. Había quien creía que fue en este mismo lugar donde fueron fusilados los patriotas. No fue así. Estas huellas de balas corresponden a los tiempos de la Guerra Civil. Toda esta zona oeste de Madrid fue frente de guerra durante años. De hecho, la antigua ermita que aquí se levantaba a pocos pasos de la columna, fue destruida por la explosión de un proyectil.

Dejamos atrás el jardín y entramos en el patio que antecede a la ermita donde está la cripta con los restos de los patriotas fusilados. En el patio encontramos otro cuadro de azulejería regalo de la Escuela de Cerámica. Se trata de la reproducción del lienzo "Los desenterramientos" de Vicente Palmaroli realizada por Cruz Iruela en el año 1974. Representa a fusilados por los franceses el día 3 de mayo que son desenterrados de una fosa común donde los dejaron los gabachos para trasladarles a un cementerio.

Reproducción en azulejo del cuadro "Los desentarrados" de Vicente Palmaroli



 A los pies de la reproducción en azulejos una placa recuerda que en este lugar se enterró a los 43 fusilados de la montaña de Príncipe Pío. Una curiosidad: en el cuadro de Palmaroli aparece una mujer muerta. Entre los 43 fusilados aquí enterrados no hay constancia de que hubiera ninguna mujer, aunque no podemos hacer más que recordar a las muchas madrileñas que dieron su vida también los días 2 y 3 de mayo de 1808. Junto a este rincón de homenaje un alto ciprés, el árbol de los cementerios, se levanta firme como si fuera el guardián de este camposanto histórico.


Ermita del cementerio de la Florida
La ermita es moderna, de 1959 y sustituyó a la antigua ermita que desapareció en uno de los bombardeos de la Guerra Civil. La ermita en sí no tiene ningún valor monumental. En una de las paredes de la capilla vemos una placa de homenaje a Espartero que fue traída de otro edificio y que no pinta nada aquí ya que Espartero no tuvo nada que ver con el triste suceso que aquí comentamos. Parece ser que más pronto que tarde será llevada a otro lugar.

Bajamos unas escaleras para acceder a la pequeña y moderna cripta. Tras una gran placa donde constan los nombre de los fusilados se encuentran los restos de esos 43 héroes del pueblo. La placa nos recuerda que catorce de ellos son héroes anónimos, pues no han podido identificarse.

Cripta del cementerio de la Florida con los nombre de los fusilados del 3 de mayo
El Presidente de la Asociación de Milicianos Nacionales me comentó una curiosidad que aquí quiero compartir. Hay diferentes hipótesis sobre donde fue el lugar de los fusilamientos. Hay quien cree que fue donde hoy se encuentra el Templo de Debob. Como antes hemos comentado otros llegan a confundir los agujeros de bala de la columna del cementerio con el lugar de los fusilamientos. Me comenta que cree que seguramente los fusilamientos fueron junto a la Rosaleda y el lugar donde está la estación del Teleférico, en lo más alto de la calle donde se encuentra el cementerio de la Florida. Un par de datos parecen corroborarlo. Los fusilados no fueron 43. Fueron 44. El que se salvó de las descarga de fusilería huyó de la masacre y en su testimonio dejó dicho que bajó una larga cuesta corriendo hasta dar con la ermita de San Antonio de la Florida. Esta ermita se encuentra a poca distancia del cementerio, tras las vías del tren. Además se cree que los fusilamientos fueron en un pajar o granero cuyos restos al parecer salieron cuando se hicieron las obras del teleférico. Tras la obligada autorización de las autoridades francesas que en ese entonces dominaban Madrid los cadáveres fueron trasladados desde el lugar de fusilamiento al cementerio cercano, el cementerio de la Florida, que había sido inaugurado en 1796.

Estación del teleférico. Lugar donde pudieron ser  los fusilamientos.


Dejamos el cementerio pensando en aquellos duros tiempos y en el sacrificio de aquella pobre gente que, al fin y al cabo, los ha hecho eternos en el recuerdo de los madrileños.

No es mala idea completar la visita acercándonos a la ermita de San Antonio de la Florida. Allí está la tumba del genial Goya, el que nos hace vivir ese momento de horror de los fusilamientos cada vez que contemplamos su gran obra "Los fusilamientos del 3 de mayo" que se encuentra expuesta en el Museo del Prado. 

No muy lejos, cerca del Templo de Debob, deberíamos acercarnos al Monumento al Pueblo del 2 de mayo, magnífica escultura que recuerda la lucha del pueblo de Madrid aquel día. En este enlace tienes más información
.



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