Frente al Palacio real, en un jardín que está al lado de la plaza de Oriente, está la escultura dedicada al cabo Luis Noval, otra de las obras del maestro Benlliure que adornan Madrid.
En este caso no se trata de un monumento dedicado a un gran general o a un político eminente como puede ser la magnífica escultura dedicada a Martínez campos que se encuentra el parque del retiro. En este caso el monumento está dedicado a un simple soldado, un cabo de infantería, que sacrificó su vida por sus compañeros.
La historia sucedió en la guerra de África. Cuando las tropas españolas luchaban hace 100 años en una guerra colonial que muchos españoles desconocen. Esta guerra fue una sangría para las tropas españolas, pero era la manera de mantener el poco orgullo que quedaba después de la pérdida de las posesiones españolas de ultramar.
Como en todas las guerras se dieron hechos lamentables, pero también muestras de valor y sacrificio. Y aquí tenemos como ejemplo al soldado Luis Noval.
Noval fue apresado por los insurgentes marroquíes. El cabo Noval, se dio cuenta de la intención de los marroquíes de coger por sorpresa a la guarnición española, lo que habría supuesto una masacre. Noval, para evitar esto convirtió el ataque por sorpresa en una emboscada contra los atacantes. Empezó a gritar y a avisar a la guarnición, pidiendo que dispararan guiándose por su voz en la oscuridad de la noche.
El cabo fue de los primeros en caer bajo la descarga de fusilería de sus compañeros. Junto a él perdieron la vida muchos de los musulmanes que lo habían apresado. El cabo Noval había muerto pero había salvado a sus compañeros.
En el pedestal, desgraciadamente maltratado por el vandalismo, se representa la escena heroica protagonizada por Luis Noval, en el momento en que cae tiroteado al mismo tiempo que varios de sus captores, mientras otros se dan a la fuga.
En la escultura se representará al cabo Noval en actitud de desfile con el uniforme de campaña. El uniforme recuerda a los de la Legión francesa que tantas veces hemos visto en el cine.
En el pedestal de piedra, se detalla que el monumento fue propuesto por las mujeres españolas, varias de las cuales se detallan en la parte de atrás del pedestal, la mayoría pertenecientes a la nobleza.
Una mujer, alegoría de la patria y que representa también a las mujeres que iniciaron y promovieron el monumento, alza una bandera tras el soldado.
El soldado Noval en realidad no es un retrato. Está idealizado. No sólo representa a Luis Noval. Representa a esos soldados, la mayoría desconocidos, que perdieron la vida en la cruenta guerra de África.
Es un soldado más, que marcha al frente con la bayoneta calada, preparado para entrar en combate sin atisbo de miedo en su rostro.
Esta falta de definición personal hace que parezca uno de esos soldados con los que jugábamos de críos, un “gran soldado de plomo”. Un soldado que murió en 1909 con 22 años en las yermas tierras del norte de África.
A pocos metros están las esculturas de los reyes que adornan la Plaza de Oriente. Pero la escultura del cabo Luis Noval, realizada por Benlliure, es de mayor calidad artística. Y es que a menudo merece más atención un hecho de un simple soldado raso que toda la vida de un rey…
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