El Cristo de Ancheta se encuentra en la catedral de Pamplona. En la visita a la catedral, uno de los monumentos principales de Navarra, no podemos olvidar la imagen de Cristo del que fue uno de los mejores escultores del siglo XVI en España. El escultor guipuzcoano Juan de Ancheta (h. 1.540 – 1.588) triunfó plenamente en vida. Es el mejor escultor del siglo XVI del norte de España. Reconocido hoy como uno de los más aventajados seguidores de Miguel Angel en España, su trabajo era requerido no sólo en País Vasco y Navarra, sino que encontramos obra suya también en Aragón, Castilla y La Rioja.
Estamos hablando de uno de los grandes maestros de la imaginería del siglos XVI y uno de los mejores representantes de romanismo en la península Ibérica. Entre los trabajos del escultor, el Cristo de la catedral de Pamplona es uno de los mejores.
Podemos decir, sin riesgo a equivocarnos, que estamos ante el mejor Cristo de Navarra y uno de los mejores de España. Fue realizado hacia 1.577 .
Dos conceptos se aúnan magistralmente en esta escultura. Por un lado la perfección anatómica del crucificado junto con los moratones que acentúan el realismo del injusto castigo sufrido, nos llevan a la naturaleza humana de Cristo. Por otro lado, la cara bella y tranquila de Cristo tras la muerte, nos habla de la naturaleza divina del Hijo de Dios. En la faz de Cristo no vemos sufrimiento. Casi podemos verle esbozar una levísima sonrisa. Es la faz del que ha vencido a la muerte al mismo tiempo que ha salvado a la humanidad con su sacrificio.
Por eso, la sensación del espectador al ver al Cristo de Ancheta no es de horror ante la horrible muerte en la cruz. Ancheta no ha acentuado el dramatismo con un exceso de sangre, con una expresión dramática o con una postura de excesiva torsión. Por el contrario, la belleza de la imagen se sobrepone al luctuoso tema.
Un par de detalles dignos de admiración. El primero son los pies de Cristo. Es la parte más cercana al espectador. Vemos como se representa el dedo gordo separado del resto. Es una representación realista de la reacción muscular ante la perforación del clavo y la afectación de los tendones.
Pero el detalle más curioso es el mechón de pelo que escapa de la corona de espinas de Cristo y cae hacia adelante. Es un detalle sumamente bello que singulariza al Cristo de Ancheta sobre los demás. Una leyenda popular dice que cuando el mechón de pelo le llegué al pecho se acabará el mundo. La atribución de tal poder (el fin del mundo) a esta imagen de Cristo, aunque sólo sea de manera figurada, supone el reconocimiento de su calidad divina. Y es que en este caso, la humilde madera en manos de un gran artista, ha adquirido no sólo la calidad de obra maestra. También es imagen de devoción que llega al corazón de los creyentes.
julioasuncion@hotmail.com
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