El puente Mantible es uno de los monumentos más antiguos de La Rioja. Está datado en el siglo II d.C., durante la época imperial romana, aunque algún historiador retrasa su construcción hasta el siglo XI.
El puente se encuentra cerca de Logroño. Para llegar hasta el monumento hay que seguir la carretera N-232A, que lleva de Logroño a Laguardia. Antes de llegar a Assa, a la izquierda, está indicada la pista de tierra que tenemos que seguir para llegar hasta el puente romano.
Hoy el paraje está un poco abandonado. No hace justicia a la monumentalidad ni a la antigüedad de las ruinas.
Dejaremos el coche junto a los viñedos, cerca de un panel informativo que nos dice que estamos en el camino natural del Ebro (GR 99). Desde la pista se ve el puente. Bajamos a la ribera del Ebro. En un minuto llegaremos junto a uno de los monumentales arcos del puente. El puente Mantible tenía originalmente siete arcos, 164 m de longitud, una anchura de 5 m y una altura máxima de 30 m. Hoy sólo quedan dos arcos, uno a cada lado del río. El arco más accesible se encuentra en territorio de Álava, el otro en La Rioja. El río Ebro hace aquí límite entre las comunidades de La Rioja y País Vasco.
Aunque debería habilitarse un mejor acceso y limpiar los rastrojos que lo rodean, lo cierto es que el puente tiene el encanto de esas ruinas tan queridas en el Romanticismo. Hoy los arcos ya no tienen el uso original. Ya no hay caballerías, soldados ni comerciantes ambulantes que pisen sus piedras. Pero esos sillares formando una asombrosa semicircunferencia contra el cielo han adquirido una belleza especial.
El arco de la ribera alavesa |
Una curiosidad. El puente Mantible es el escenario de una de las luchas del cantar de gesta Fierabrás (siglo XII). En esta obra literaria el gigante Fierabrás, afín al emperador Carlomagno, vence a otro gigante que impedía que las tropas francas cruzaran el puente. También esta leyenda es nombrada por Cervantes en uno delos capítulos de El Quijote.
Aunque parece que en cualquier momento los arcos podrían derrumbarse, lo cierto es que la construcción es de una solidez asombrosa. Sólo tenemos que fijarnos es los sillares perfectamente escuadrados y en los gruesos pilares que sostienen los arcos. Es más, parece ser que el puente no cayó por alguna crecida del Ebro o por defectos en su fábrica. Seguramente fue destruido en algún momento del siglo XV o XVI al ser volado en alguna contienda bélica. Por eso hoy el arco alavés mira a su hermano riojano al otro lado del río. Ahora el Ebro los separa.
El arco de la ribera riojana |
El entorno del puente es muy agradable. El río Ebro pasa tranquilo entre los dos arcos camino de Logroño. El puente de Mantible ha dejado de ser un puente y ahora son dos escultóricos arcos. Quizás arcos de triunfo. Triunfo sobre el tiempo y el abandono. Los siglos y la dejación del hombre no han acabado con ellos.
El río Ebro en las cercanías del puente Mantible |
Ya no se puede atravesar el río Ebro por el puente Mantible. Pero los arcos supervivientes todavía guardan una grandeza extraña y melancólica, un tanto épica, que engancha y que seguro guardaremos en nuestro recuerdo.
Los dos arcos del puente Mantible desde los viñedos cercanos |
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