El Museo de Guadalajara se encuentra en un marco incomparable. Está instalado en el Palacio del Infantado, uno de los edificios renacentistas más importantes de España. Sólo por contemplar este palacio, de espectacular fachada y no menos interesante patio, merece la pena acercarse a Guadalajara. De hecho, el Palacio del Infantado es el monumento más importante de la ciudad.
La exposición permanente de museo ha sido actualizada recientemente. Aunque estéticamente es impecable, no me parece acertado que se mezclen las piezas sin tener en cuenta la cronología. Me resulta muy extraño ver un mosaico romano junto a terracotas policromadas barrocas. No obstante tiene contenido muy interesante, tanto que su visita es imprescindible para cualquiera que se acerque a visitar Guadalajara.
Espero que este artículo te valga como una sencilla guía de las piezas que no puedes perderte si visitas el museo. Las relaciono en el orden según se van encontrando al recorrer las salas:
- Escultura femenina de mármol de Zenón de Afrodisias de época romana (s. II d.C.).
- Curioso retrato de San Diego de Alcalá realizado por pintor anónimo del siglo XVII. No es que sea una maravilla, pero llama la atención el pequeño conejo que lleva en su mano.
- Herramientas de herrero de época celtibérica del poblado de El Atance (s I a.C.)
- Las terracotas policromadas de Luisa Roldán, llamada La Roldana. Son delicadas obras de escultura de una gran artista del barroco.
- Se exponen varios tesorillos de monedas. A mí el que más me llamó la atención son los denarios de la ceca de Bolskan. Son monedas de plata de época celtíbero-romana (100-80 a.C.)
- Colgante de oro de época visigoda de Zorita de los Canes (s.VI-VII d.C.)
- Un fragmento de mosaico de época romana (s. II d.C.) de la villa de San Blas.
- Espadas celtibéricas: una espada de frontón y una espada de antenas y una vaina de espada procedentes de Prados Redondos (Sigüenza). Están muy bien conservadas. Merece la pena fijarse en el mango decorado de la espada de antenas y en las acanaduras de la hoja de la espada de frontón.
- Reproducción de los enterramientos de la Edad del Bronce de la Loma del Lomo de Cogolludo. Destaca el enterramiento en el que se depositaron como ofrenda dos cochinillos. Corresponde a un enterramiento infantil que se realizó bajo una de las casas del poblado.
- Pieza importante es el magnífico vaso campaniforme de la cueva del Destete (Valdepeñas de la Sierra). Está datado entre el 2600 y 1700 a.C. Podemos decir que es la cerámica más valiosa dentro del patrimonio arqueológico de Guadalajara.
- Cerca del vaso campaniforme se expone el ajuar de la tumba 5 de la necrópolis de Prados Redondos. Es el enterramiento de un guerrero. Además de las armas (lanza, espada, etc) destaca el bocado de caballo.
- Destacables también son los recipientes de vidrio romanos los siglos III y IV d.C. de la necrópolis de las Zorreras. Cerca de esta vitrina hay una estela funeraria de época romana muy rústica (I d.C.)
- Muy interesante es el brasero calado de época celtibérica (s. VI a.C.) encontrado una vivienda del castro del Ceremeño (Herrería). Es un objeto raro dentro de la cerámica que se encuentra en los yacimientos arqueológicos de esta cultura.
- En otra vitrina destacaremos la colección de ídolos prehistóricos (Calcolítico y Edad del Bronce). Llama la atención un ídolo antropomorfo de terracota de la Loma del Lomo datado entre el 2300-1600 a.C.
- También relacionado con el mundo espiritual en la prehistoria se expone una plaqueta de pizarra grabada encontrada en la Cueva de la Hoz (Santa María del Espino). Es del periodo Magdaleniense (15000 – 10000 a.C.).
- Una pieza curiosa es el cuchillo de circuncidar en hierro y hueso procedente de Molina de Aragón.
- Entre los cuadros destaca la Virgen de la Leche de de Alonso Cano. Es una de las obras más representativas de este museo.
- Otro cuadro a resaltar es San Francisco recibiendo los siete privilegios de José de Ribera (s.XVII). No te pierdas la cara del ángel. Juraría que es el retrato de alguien conocido por el pintor. Más parece un chaval de la calle que un ser etéreo cercano a Dios.
Con el cuadro de Ribera terminamos la primera parte del museo. Seguidamente pasamos a la zona dedicada a los Mendoza, familia noble que fue propietaria de este palacio.
- Sepulcro de doña Aldonza de Mendoza (s.XV). Mágnifico sepulcro procedente del monasterio de San Bartolomé de Lupiana (Guadalajara). Hay que detenerse en el retrato de la enterrada y en el esmero en el tratamiento del cojín sobre el que reposa la cabeza. Si te gusta este sepulcro no te debes perder el del Comendador de la Orden de Santiago Don Rodrigo Campuzano, que se encuentra en la ermita de San Nicolás, también en Guadalajara. Es una de las esculturas funerarias mejor conseguidas de las que he visto en mis viajes.
- En las últimas salas nos podremos hacer una idea de la riqueza que en su día debieron tener las estancias del palacio. Destacan las pinturas de las bóvedas, obra del florentino Rómulo Cincinato (s.XVI). Además, con gran acierto, en las salas de Atalanta y en la de las Batallas una instalación audiovisual, sumamente original y didáctica, nos guía por el significado de las pinturas. Pocos saben que Atalanta y su amado Hipómenes, convertidos en leones, son los que tiran del carro de la diosa Cibeles, tal como están representados en la famosa fuente de Madrid.
El Museo de Guadalajara nos permite conocer uno de los mejores edificios de arquitectura civil de toda España y al mismo tiempo nos ofrece una interesante colección de arqueología y arte. Todo ello convierte al Palacio del Infantado en un atractivo turístico de primer orden. No te lo pierdas.
© Julio Asunción
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