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Castillo de Loarre – Huesca

Castillo de Loarre - Huesca

El castillo de Loarre  es la mejor fortaleza románica de Europa. Es uno de los más antiguos e  interesantes del norte de España. Nadie que se acerque a Huesca debería dejar de visitar este magnífico monumento medieval ya que está a tan sólo 35 kilómetros de la capital provincial.
Fue construido en los momentos más peligrosos de la Reconquista, en el siglo XI, cuando los nacientes reinos cristianos se empezaban a abrir paso hacia el sur. Sancho III, rey de Navarra, lo levantó como avanzadilla sobre la Hoya de Huesca. El primitivo castillo fue ampliado por el rey de Aragón y Navarra Sancho Ramírez, cuya obra es la que principalmente vemos ahora.

Castillo de Loarre - Vista general - Huesca

El castillo de Loarre es muy especial, ya que en su interior encontramos una cripta, una pequeña ermita y una iglesia románica.
Visitar el castillo de Loarre es retroceder en el tiempo 1.000 años. Nos internamos en el castillo tras superar su perímetro defensivo de murallas adelantadas. La vista del cuerpo principal del castillo desde la puerta de entrada de las murallas exteriores con el ábside de la iglesia románica formando parte del amurallamiento defensivo  es una de las imágenes que se quedará para siempre en nuestra retina.
Castillo de Loarre - vista desde la puerta de la muralla exterior - Huesca
Curioso personaje desnudo en la entrada del castillo de Loarre - Huesca La entrada al castillo está flanqueada por capiteles esculpidos. En el de la derecha me pareció muy curiosa la imagen de un hombre de cuclillas y desnudo que se tapa las narices con la mano derecha y que deja ver sus genitales.
Este curioso  personaje (¿representa la lujuria?) da paso a una escalera que penetra en las entrañas de piedra del castillo. En este pasillo escalonado se abre, a la derecha la cripta de Santa Quiteria. Hoy no quedan en ella las reliquias que en su día debió contener. Pero sí encontramos un curioso perro esculpido en la entrada, a modo de protector de la cripta.
Pasillo de entrada al castillo de Loarre - Huesca

Iglesia románica de San Pedro - LoarreMás arriba nos encontramos con la iglesia de San Pedro, la joya artística del castillo. Debemos detenernos en los capiteles románicos que la adornan y admirar la curiosa bóveda, muy inusual para los tiempos en que fue construida la iglesia. A los pies del templo vemos la roca madre del cerro donde se alza el castillo, lo que hace todavía más original a esta iglesia medieval.

Interior ermita románica - Castillo de Loarre - Huesca



Entre pasadizos y torres llegamos a la zona más alta y protegida del castillo, donde destaca la pequeña ermita románica junto al patio de armas y el cercano mirador de la reina, con una excelente panorámica del entorno del castillo.
Pero las mejores vistas del castillo de Loarre las tendremos si recorremos el camino que va junto al perímetro exterior de murallas por el interior de las mismas (cosa que pocos visitantes hacen). Podemos apreciar como el castillo se levanta en la roca caliza del cerro, que es aprovechada para aumentar la defensa de la fortaleza.
El Castillo de Loarre sobre la roca caliza - Huesca
Entrada al recinto amurallado - Castillo e Loarre El paseo por el perímetro amurallado exterior permitirá ver también la puerta de acceso principal recinto fortificado. El acceso se abre en una de las torres de manera lateral. lo que dificultaba el asalto. También podremos entrar dentro de la curiosa torre albarrana que se alza entre el perímetro amurallado exterior y el castillo principal.
En el castillo de Loarre no han quedado constancia de grandes batallas ni asedios épicos como en el castillo de Monzón, pero es verdaderamente un castillo de película. Tan es así, que aquí se rodó “El reino de los cielos”, superproducción americana dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Orlando Bloom y Liam Neeson.


Muchos de los paisanos del cercano pueblo de Loarre actuaron en la película como extras. El castillo volvió a revivir el sonido de las espadas y de los cascos de los caballos… 

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MONZÓN – Huesca

Vista de Monzón desde el Castillo - Huesca 

Ver Monzón en un mapa más grande


La ciudad de Monzón estaba en la antigüedad en la vía romana Illerda (Lérida) – Osca (Huesca), lugar de paso que la debió convertir en lugar de bastante importancia en el entramado urbanístico romano de la zona. Pero fue en la Edad Media cuando tomó su máximo protagonismo.
Monzón fue liberado del dominio musulmán por el rey de Aragón y Navarra Sancho Ramírez. El castillo de Monzón fue fortaleza principal para el dominio de estas tierras y puesto avanzado de la reconquista. Pasó a manos de la Orden del Temple y en el fue educado Jaime I el batallador.
El monumento principal de Monzón es su castillo (ver castillo de Monzón en este blog).
Concatedral de Santa María del Romeral - Monzón - Huesca
Pero la localidad tiene más atractivos de importancia, destacando la concatedral de Santa María del Romeral, Monumento Nacional desde 1994. El edificio en origen es románico, con posteriores reformas góticas, mudéjares y barrocas. No hay que dejar de echar un vistazo a su torre mudéjar, que está incluida en el catálogo de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad dentro del Territorio Mudéjar de Aragón. En su interior se celebraron las cortes del reino de Aragón desde el siglo XII al XVIII, lo que da fe de la importancia de la villa.
Torre de la Azucarera - Monzón - Huesca En Monzón encontramos también la interesante plaza del ayuntamiento, varios palacios blasonados, otras iglesias y una curiosidad: la torre de la antigua azucarera, que tiene el galardón de ser el edificio más alto de Huesca. Está un poco alejada del centro, en uno de los parques de la ciudad, en el solar donde antes se levantaba la azucarera, de la que solo queda hoy la gran chimenea.

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El castillo de Monzón – Huesca

Castillo de Monzón desde el cerro de Santa Quiteria


Ver Monzón en un mapa más grande

Cuando nos internamos en la vega del río Cinca, lo primero que llama la atención en el paisaje es el castillo de Monzón. Se alza en lo alto del cerro dominando estas tierras desde hace siglos. Sus muros se han visto asediados varias veces a lo largo de la Historia. Sus torres han contemplado defensas épicas, y sus estancias han cobijado a personajes ilustres.
Quedó constancia del paso del Cid por este castillo. Uno de los señores del castillo fue Don Ramiro, casado con una hija del Cid. El hijo de Don Ramiro fue García Ramírez que fue luego rey de Navarra.
El castillo, situado en tan estratégica posición, pasó a manos de la Orden del Temple. En este castillo los templarios custodiaron la famosa espada Tizona del Cid. Por los templarios fue educado Jaime I el Conquistador, uno de los reyes más grandes de la Historia del Reino de Aragón. Reconquistó la Baleares a los musulmanes, pero su mayor éxito fue la conquista de Valencia en 1.238. Todavía se celebra la estancia del joven Jaime en el castillo de Monzón. En primavera se celebra el “Homenaje a Guillem de Mont-Rodón”, maestre templario que fue tutor del rey Jaime I. Ese día se hace un vistoso desfile medieval, donde paisanos vestidos como caballeros templarios ascienden desde el pueblo hasta el castillo.
El castillo de Monzón
El castillo es el principal monumento de Monzón. Originariamente era un castillo musulmán. Luego fue fortaleza templaria y más tarde de la Orden del Hospital. Más adelante fue reformado (siglos XVII y XVIII) para adecuarlo mejor a los ataques de la artillería (de ahí algunos muros dispuestos en talud).
Foso del fuerte de Santa Quiteria - Huesca Dentro del castillo está el Centro de interpretación Templario. No debemos limitarnos a visitar su interior como hacen la mayoría de los visitantes. Tras seguir las huellas del rey Jaime por las estancias del castillo, es muy recomendable hacer una corta caminata hasta el cerro de Santa Quiteria, desde donde se tienen las mejores vistas del castillo. Este cerro se llama así por la ermita que en él había, hoy desaparecida. El cerro está coronado por un vértice geodésico y todavía quedan restos del antiguo fuerte que complementaba la defensa del castillo. Este cerro era un peligro por su elevación y facilitaba el ataque al castillo principal con artillería, por lo que se decidió fortificarlo en época moderna. Todavía podemos ver restos de las murallas en el lado oeste y un gran foso en el lado sur.
Ruinas de la iglesia de San Juan - Castillo de Monzón - Huesca Otro atractivo que se pierden muchos de los visitantes del castillo de Monzón son las ruinas de la iglesia de San Juan. Se encuentra fuera del recinto amurallado y hay postes indicativos que llevan a ella. Este templo en su día tuvo una gran importancia histórica, ya que fue la iglesia mandada construir por el rey Sancho Ramírez tras conquistar el castillo en un día de San Juan (24-6-1089). Sancho otorgó a este pequeño templo la distinción de Capilla Real. En 1.149 pasó a manos de la Orden del Temple. Seguro que el joven rey Jaime también conoció y rezó en esta antigua iglesia de la que hoy solo queda la huella de su planta.
Siguiendo el sendero que lleva a las ruinas de la iglesia de San Juan llegamos a las cañoneras excavadas en la roca del cerro. Son puestos artilleros Cañoneras - Castillo de Monzón - Huesca que en la Guerra Civil (1936-1939) controlaban el estratégico paso del Cinca. El subsuelo del castillo esconde antiguos pasadizos, subterráneos, galerías, minas y contraminas realizadas durante los asedios a que fue sometido.  Uno de los más conocidos fue en la Guerra de la Independencia donde una guarnición de 100 soldados franceses mandados por un soldado de ingenieros aguantó en el castillo el asedio de dos regimientos de la División Navarra de Espoz y Mina durante cinco meses. Finalmente el castillo fue rendido tras la caída de Lérida.
El Cid, la Orden del Temple, Jaime el Conquistador, luchas, asedios… Hay mucha Historia para recordar en el castillo de Monzón…

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Los mallos de Riglos – Huesca

Mallos de Riglos - Huesca


Ver Mallos de Riglos en un mapa más grande

Muy a menudo la Naturaleza hay que escribirla con mayúsculas, ya que nos sorprende con paisajes tan espectaculares y bellos que quedarán para siempre en nuestra retina. Uno de estos paisajes lo encontramos en Huesca, en el Prepirineo, a 45 kilómetros de la capital de la provincia.
Un geólogo los describiría como conglomerados de cantos rodados cementados por grava y arena elevados por plegamientos y posteriormente erosionados. Pero cuando nos acercamos a ellos la descripción más adecuada es la de espectáculo de la naturaleza más propio de un santuario de dioses antiguos que de lugar accesible a los simples mortales.
El mejor lugar para ver los mallos de Riglos es el mirador que está poco antes de llegar al pueblo de  Riglos.
Atardecer en los malos de Riglos El mejor momento para verlos es al atardecer, cuando estos precipicios imposibles se llenan de rojo en los atardeceres oscenses. Paredes que también se han teñido del rojo de la sangre de valientes que se han aventurado a conquistar esos precipicios, ya que los mallos de Riglos se han cobrado su tributo de vidas en escaladores que encontraron su final desafiando a los mallos. El mirador es también homenaje a los que han muerto aquí haciendo lo que les gustaba: desafiar a la gravedad escalando rocas imposibles. Los nombres de varios de ellos se recuerdan en dos placas.
Placa a escaladores muertos en los mallos de Riglos Bajo las grandes rocas se extiende el pueblo, pequeño, muy pequeño comparado con este alarde de la Naturaleza que son los mallos de Riglos. Este acercamiento del pueblo a las paredes verticales hace que a los habitantes se les conozca como “buitreros”, compartiendo nombre con los verdaderos buitres, tan amantes de este tipo de paisajes.

Desde el pueblo, si tenemos tiempo y ganas de hacer ejercicio, podemos seguir una ruta que rodea los principales mallos. Información sobre la ruta la encontraremos en el pueblo. Tiene fuerte desnivel pero también permite nuevas perspectivas de estos “monolitos” más propios de dioses que de hombres. 


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Huesca monumental

HUESCA monumental - por Julio Asunción
Huesca es una de las ciudades más desconocida del norte de España. Sin embargo, a pesar de ser una de las menos pobladas (no llega a los 60.000 habitantes), tiene atractivos más que suficientes para visitarla.
Es más, su pequeño tamaño permite recorrerla sin complicaciones. Las distancias entre los monumentos son cortas. Aunque eso no significa que los puntos de interés sean pocos. Estuve sólo un día en Huesca, pero os aseguro que me sorprendió muy gratamente, lo que me animó a incluir en este blog estas páginas dedicadas a resaltar los valores artísticos de la ciudad.
Ahora Huesca no es la Osca romana, una de las ciudades más importantes de la época y sede del general Sertorio. Tampoco es la sede de los reyes del reino de Aragón ni cuna del antiguo reino. Pero fue todo esto y más. Y la Historia ha dejado huellas indelebles en sus calles, iglesias, palacios y museos.
Adéntrate viajero en los recovecos de la ciudad milenaria…
Iglesia de San Pedro el Viejo - Huesca
Catedral - Retablo de Alabastro - Huesca
Museo de Huesca
Palacio de los Reyes de Aragón - Sala de Doña Petronila - Museo de Huesca
Otros monumentos - Murallas de Huesca


Museo de Huesca – Museo Arqueológico de Huesca

Museo de Huesca
Museo de Huesca - Patio porticado El Museo de Huesca está enclavado en un edificio de gran interés artístico. Es la antigua sede de la Universidad Sertoriana, hoy un magnífico exponente arquitectura civil barroca. Tiene planta octogonal con un bello patio central porticado. Pero además, dentro del mismo se conservan varias salas del palacio de los reyes de Aragón que son una joya de la arquitectura civil románica del siglo XII.
Relieve de los caballos - ibero - Museo de Huesca En las salas dedicadas a Arqueología destacan varias piezas muy interesantes. Una de ellas es el monumento de Binéfar, que tendría carácter conmemorativo y estaría dedicado a una divinidad indígena. Llaman la atención las manos en relieve grabadas sobre el mismo, seguramente Seguramente son la representación de manos cortadas como trofeo, en alusión a una victoria emblemática del noble al que estaba dedicado el monumento. Hay que recordar que la amputación de manos se practicaba en la época. Este castigo lo aplicó Pompeyo en el asedio a Numancia sobre los hombres de un pueblo aliado de la ciudad sitiada. Otra piezas de gran interés son una cabeza de varón hallada en Huesca tocada con un gorro cónico, otra cabeza que era usada como manador de fuente y un relieve con dos caballos, que recuerda la gran significación que tenían los équidos dentro de la religiosidad de los iberos.
De la época romana destaca un brazo de estatua colosal de bronce (podemos hacernos una idea del tamaño total de la estatua original) y la escultura de Atis traída de la villa Fortunatus de Fraga.
Muy curiosas son las laudas sepulcrales del siglo IV del yacimiento del monte Cillas realizadas con la técnica del mosaico.
En las salas dedicadas a la pintura y al arte medieval merece destacarse el tímpano en madera de la Resurrección de Lázaro, realizado hacia 1500 Hospital de Nuestra Señora de la Esperanza, Huesca.
Resurrección de Lázaro - Museo de Huesca
Una curiosidad la encontramos en la pintura del Calvario de la sala gótica de Bernardo de Aras, pintado a mediados del siglo XV. Abajo a la derecha vemos a varios personajes disputándose las ropas de Cristo Crucificado. Echan a suertes con unas pajitas, de la misma manera que todos hemos usado para decidir algo en grupo.
También en la sala hay un San Bartolomé, con un demonio encadenado. Nos vuelve a recordar que San Bartolomé es el santo de los exorcismos, el que prevalece sobre los demonios, tal como vimos en el San Bartolomé escultórico que podemos ver en el Panteón Real de la iglesia de San Pedro el Viejo, panteón usado antiguamente como sala de exorcismos.
En las últimas salas destacan una litografías taurinas de Goya. Pero la pintura más valiosa del Museo de Huesca es un gran retrato realizado por el pintor aragonés, cuya autoría fue confirmada hace pocos años por los técnicos del Museo del Prado. Podemos ver la firma de Francisco de Goya en el papel que el retratado porta en su mano derecha. El representado es Antonio Monteagudo.
En la misma sala hay una pequeña obra del romanticismo que destaca, más que por su calidad, por lo enigmática que és. En ella se representa a Capricho - Bernardino Montañés - Museo de Huescados enamorados ante un ventanal. Si nos alejamos veremos que el cuadro se convierte en ¡una calavera!. La historia de este cuadro es la siguiente: el pintor se enamoro de la hija de su mecenas, pero esta le rechazó. Así que le mandó este “Capricho”, que así es como se titula la obra, para decirle que aproveche la vida, ya que el tiempo pasa y al final a todos nos alcanza la muerte. Puro espíritu del romanticismo. Es obra de Bernardino Montañes, de 1.891.
En la última sala encontramos una de las copias que José Casado del Alisal hizo de su cuadro “La Campana de Huesca”, donde se refleja la leyenda que se dice sucedió en la Sala de Campana, también en el Museo, en la zona del palacio de los reyes de Aragón.
Por último hay expuestas varias obras del artista oscense Ramón Acín. Militó en el anarquismo y fue fusilado durante la Guerra Civil. Es el autor de las pajaritas, uno de los símbolos de Huesca. Aquí tenemos una miniatura de su obra más representativa de la cual podemos ver la original ver en el parque Miguel Servet.
No hay que dejar el museo sin visitar el palacio de los reyes de Aragón, donde se exhiben las exposiciones temporales.



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Parques de Huesca

Parque Miguel Servet - Huesca - Monumento a los reyes de estirpe pirenaica

El parque Miguel Servet es el parque de la ciudad, el pulmón de Huesca. Fue inaugurado en 1.930. En el parque no sólo disfrutaremos de la variedad de especies de árboles allí plantados, de su fuente luminosa y de su estanque, sino que veremos algunas esculturas y curiosidades.
En un extremo del parque, cerca de la entrada Juan XXIII, encontramos el monumento con el que Huesca recuerda a los los reyes de estirpe pirenaica. Podemos considerar que no sólo se dedica a los reyes de Aragón, ya que varios de los primeros reyes de Aragón también fueron reyes de Navarra como Sancho Ramírez o Alfonso I el Batallador. Es obra del escultor César Montaña. Con un estilo parecido al de Gargallo, donde se juega con los vacios del metal, se representa de manera épica a un rey sobre unos peñascos que representan el Pirineo, lugar de origen del Reino de Aragón. En una mano un bastón de mando que representa el poder real, en la otra la Cruz, razón espiritual de la Reconquista.
 
Monumento a los reyes de estirpe pirenaica - Huesca
Las pajaritas de Ramón Acín - parque Miguel Servet - Huesca En el otro extremo del parque, en la zona más cercana al centro histórico, encontramos las pajaritas de Ramón Acín, artista anarquista que fue fusilado durante la Guerra Civil. Son dos pajaritas de papel hechas en metal. Eran el símbolo turístico de Huesca. Últimamente han sido sustituidas por una “h” con cabeza de caballo, haciendo alusión al escudo de la ciudad.
Casita de Blancanieves - Parque Miguel Servet - Huesca Como curiosidad podemos señalar la casita de Blancanieves, que se encuentra junto a una placa de homenaje a Walt Disney.
Otro parque interesante, pero mucho menos visitado por los que se acercan a conocer Huesca, es el parque de San Jorge. Es un parque forestal que se encuentra en un cerro donde se encuentra la ermita de San Jorge. La ermita es del siglo XVI, si bien la primera que se construyó fue en el siglo XIII. El nombre de la ermita gótica conmemora la victoria cristiana en la batalla de Alcoraz, donde, según la leyenda, San Jorge se apareció para luchar junto a los cristianos contra los musulmanes, posibilitando la victoria.
Ermita de San Jorge - Huesca 
San Jorge y el dragón - Parque de San Jorge - Huesca A la entrada del parque vemos una placa moderna donde está representado el santo guerrero alanceando al dragón. Desde lo alto del cerro, donde se encuentra la ermita, tenemos buenas vistas sobre la ciudad, si bien podrían ser mucho mejores si no tapara buena parte de las panorámicas el pinar de repoblación que cubre el cerro.


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Otros monumentos de Huesca

Iglesia de San Vicente o de los jesuitas - Huesca

Aparte de la iglesia de San Pedro el Viejo, de la Catedral y del Museo de Huesca-Palacio de los reyes de Aragón, Huesca ofrece otros monumentos que completan la visita de la ciudad.
Los patrones de la ciudad son San Lorenzo y San Vicente, y ambos tienen sendos templos a ellos dedicados. La iglesia de San Vicente es una iglesia típicamente jesuítica, construida en el siglo XVIII y que venía a sustituir a los anteriores templos. Según la tradición en este solar estaba la casa donde nació San Vicente Mártir. San Vicente también tiene gran devoción en Valencia donde también es patrón,  y donde fue martirizado en el año 304.

San Lorenzo - iglesia de San Lorenzo - Huesca  San Vicente - Huesca - iglesia de los jesuitas

Por la plaza principal del centro histórico, donde está la oficina de turismo seguro que pasaremos. Es una plaza coqueta que en sus cercanías tiene la zona de bares y restaurantes con menús a buen precio.

Plaza - Huesca

Más alejadas están los restos de murallas de la ciudad. En origen construidas por los romanos, lo que hoy se conserva son restos de varias épocas que llevan desde roma hasta el siglo XVI. Hoy ante las murallas podemos imaginar la muerte del rey Sancho Ramírez, que fue abatido por una flecha cuando asediaba la ciudad.en 1.094. Cerca de las murallas está el Convento de San Miguel, románico tardío con reformas posteriores.

Murallas de Huesca Convento de San Miguel - Huesca

Y dando un buen salto en el tiempo merece la pena visitar el antiguo Casino, hoy Circulo Oscense, el edificio modernista más importante de Huesca. Fue construido entre 1.901 y 1.904. Podemos acceder a las instalaciones y tomar algo en el bar del primer piso y ver su vestíbulo, su escalera y varios de sus salones.

Círculo Oscense - Entrada Circulo Oscense - Huesca


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Palacio de los reyes de Aragón – La Campana de Huesca – Museo de Huesca

Palacio de los Reyes de Aragón - Huesca
No sólo es recomendable la visita del Museo de Huesca por las colecciones arqueológicas y artísticas que contiene, sino que podemos decir que es imprescindible ya que dentro del mismo se conservan varias estancias del primitivo Palacio de los reyes de Aragón.
Hoy estas salas están dedicadas a exposiciones temporales. Además del gran salón del trono, se conservan dos estancias del antiguo palacio. Una es la llamada sala de Doña Petronila, reina de Aragón y condesa de Barcelona. Lo más seguro que esta sala fuera la iglesia o capilla del Palacio. De factura románica, en su ábside semicircular podemos ver varios capiteles esculpidos de bella factura.
Palacio de los Reyes de Aragón - Sala de Doña Petronila - Museo de Huesca
Pero la sala más interesante, más que por la arquitectura, por la leyenda que encierra es la Sala de la Campana. En ella se sitúa, según la tradición, la sangrienta leyenda de la Campana de Huesca.
Sala de la Campana de Huesca - Palaco de los Reyes de Aragón - Museo de Huesca
Según la leyenda, Ramiro II el Monje, desquiciado por la rebeldía de algunos nobles del reino, manda a un sirviente para que recabe consejo a su antiguo tutor del monasterio. El mensajero explica el problema al monje, y como respuesta este le lleva al huerto y allí, le dice: “Observa bien lo que hago”. El monje va a la plantación de coles y corta las más grandes, las que destacan del resto, y las retira. Vuelve junto al mensajero: “Ahora ve junto a Ramiro y cuéntale lo que has visto”.
El emisario vuelve y cuenta al rey Ramiro el suceso. Este se queda pensativo pero al poco dice: “Puedes retirarte, ya comprendo el mensaje”.
Palacio de los Reyes de Aragón - Sala de la Campana - Museo de Huesca El rey Ramiro seguidamente cita a cortes en Huesca a todos los nobles del reino para tratar el asunto de la construcción de una gran campana que se oyera en todo el reino. Según van llegando los nobles, hace pasar a los más rebeldes a esta sala, la sala de la Campana y ordena su decapitación. Con las cabezas manda hacer un círculo y la del más rebelde la cuelga de una cuerda sobre el centro del círculo a modo de badajo. Seguidamente hace pasar a la sala al resto de los nobles del reino para que “oyeran la Campana”: el pago que tendrían si se rebelan ante su rey.  Ramiro siguió el consejo del monje del monasterio: cortar las cabezas (coles) que más sobresalgan.
La leyenda está basada en hechos reales, ya que el rey mandó acabar con la vida de varios de sus nobles en su reinado, si bien seguramente la historia de la Campana sea una recreación literaria.
Sala de la Campana de Huesca - Museo de Huesca
 La Campana de Huesca - Casado el Alisal
La leyenda de la Campana de Huesca fue magníficamente representada por el pintor José Casado del Alisal en uno de los mejores y más conocidos cuadros historicistas del XIX. En el ayuntamiento se encuentra el cuadro y una copia del mismo en otra sala del museo de Huesca. Sin duda el pintor se inspiró en esta Sala de la Campana para su composición, ya que en el cuadro aparecen los nobles entrando en la sala por una puerta con escaleras similar a la real. 


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