El Puig Campana es la montaña más emblemática de la provincia de Alicante. Con sus 1.410 metros de altura no es la más alta, galardón que recae en la Sierra de Aitana. Pero la Sierra de Aitana, con su forma amesetada no es tan atrayente para los montañeros como el Puig Campana, con su espectacular forma triangular y picuda, similar a una campana, lo que le da el nombre. Su forma imponente y cercana al mar la hacen sumamente atrayente para cualquier amante de conquistar alturas. La ascensión al Puig Campana es una de las mejores experiencias montañeras que puede ofrecer la naturaleza de Alicante. Una montaña tan singular era imposible que quedara sin leyenda, y es que, generalmente, los accidentes geográficos que debido a su espectacularidad dejan huella en la retina del hombre, también lo hacen en su imaginario.
Sumerjámonos entonces en la leyenda del Puig Campana. Nos trasladamos a la Alta Edad Media, cuando la Península Ibérica se encontraba en una lucha de supervivencia entre cristianos y musulmanes. Uno de los principales adalides de la lucha contra el Islam era el caballero franco Roldán guerrero de fuerza y valor legendarios. Tenemos que imaginarnos al mítico guerrero Roldán batallando en tierras de Alicante. El azote de los musulmanes, que sólo pensaba en guerras, luchas, victorias y glorias, quedó prendado de la belleza de una joven que vivía en las tierras de Benidorm. La hermosa doncella, aunque de religión mahometana, correspondió al amor del valiente caballero cristiano.
Tal romance llegó a los oídos de un siniestro brujo, que escandalizado por la unión de una joven de su religión con uno de los mayores enemigos de los sarracenos, lanzó un conjuro letal sobre los enamorados:
"La vida abandonaria el cuerpo de la joven cuando el último rayo de sol dejara de iluminar Benidorm."
La terrible maldición llegó a oídos del caballero Roldan. Al ver como su amada enfermaba y cada vez estaba mas débil según avanzaba el día, intentó dar con el mago para acabar con su vida y con la maldición, pero las horas pasaban y, poco a poco, la sombra del Puig Campana empezó a extenderse sobre la entonces pequeña población de Benidorm. Roldán, desesperado al ver el inminente final de su amada la estrechó en cariñoso abrazo y cargando con el delicado cuerpo, del que se escapaban las fuerzas, se dirigió a grandes zancadas a la cima del Puig Campana. Ya casi la sombra de la gran montaña cubría Benidorm, y el caballero franco, valorando cada minuto que había pasado con su amada como si de la mayor riqueza se tratara, desenvainó su mítica espada Durandarte y golpeó la cima de la montaña. El tremendo tajo arrancó un enorme pedazo de piedra y la luz del sol, por la brecha abierta, continuó iluminando unos minutos más Benidorm.
Esos minutos los pasaron Roldán y su amada en un tierno y cariñoso abrazo de despedida. El sol seguía su inexorable caminar por el cielo, tiñendo de tonos rojos el horizonte. El astro rey parecía llorar lágrimas de sangre por el fatal final de una historia de amor tan hermosa.
Roldán, cuando vio que su amada había exhalado su último aliento, grito al cielo desesperado maldiciendo su desgracia. Invadido por una ira y furia inmensas golpeó brutalmente en gesto de infinita rabia el gran peñón que había desgajado de la montaña con su espada. Fue tal el golpe que la gran roca atravesó el cielo y fue a caer en el mar formando lo que hoy es la isla de Benidorm.
Triste destino el de la hermosa doncella y no menos triste el del caballero Roldán.
¿Que pasó con el mago moro que tal drama había provocado? Hay quien dice que el orgulloso brujo recreándose en su maldad había querido presenciar la desgracia de los enamorados y que desde un bote en el mar, donde se creía a salvo de Roldán, observaba como la noche caía sobre Benidorm. Y cuando una sonrisa perversa se asomaba en su feo rostro, de repente vio como desde la cima del Puig Campana una enorme piedra venía hacia él. La gran roca se llevó al maldito brujo al fondo del mar, donde está padeciendo el cruel castigo merecido por sus actos. Algunas noches se han visto unas extrañas luces en la isla de Benidorm. Se dice que son las chispas de las llamas del infierno donde todavía se consume el siniestro mago.
Si alguna vez te acercas a Benidorm, cuando mires el tranquilizador horizonte del mar, no te olvides recordar la bonita y dramática historia de amor que dejó una isla y una gran brecha en la montaña más emblemática de la provincia de Alicante, el Puig Campana.
© Julio Asunciónjulioasuncion@hotmail.com
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