En las afueras del pueblo de Salinas de Pamplona se encuentra el monumento a la Batalla de Noáin. Es la obra más emblemática del escultor de Peralta Joxe Ulibarrena.
El monumento a al Batalla de Noáin está situado en la ladera del monte que se levanta sobre el pueblo de Salinas. El monte se conoce como monte Mendi, lo cual es una redundancia ya que mendi significa monte en euskera. El monumento es un mirador excepcional sobre los terrenos que fueron el 30 de junio de 1521 campo de lucha de una de las batallas campales más cruentas de las que se hayan dado en el territorio de Navarra. La batalla se desarrolló en los campos que se extienden a los pies del cerro donde se levanta el monumento, entre Pamplona y Noáin, en los terrenos donde hoy se levanta una central de mercancías de tren y el aeropuerto.
Monumento a la Batalla de Noáin. Al fondo el campo de batalla.
La ambición de Carlos V, la ineptitud de unos reyes que miraban más por sus condados franceses que por su reino navarro, la deslealtad y egoísmo de los nobles navarros y el oportunismo del reino de Francia llevaron a la tumba a más de 5000 hombres en una jornada que marco el destino de Navarra.
Un ejército compuesto por franceses y navarros de la facción agramontesa capitaneado por el noble francés Andre de Foix, se enfrentó a tropas castellanas, vascas y navarras de la facción beaumontesa. La victoria de las tropas del Condestable de Castilla fue total, y hasta Andre de Foix, señor de Asparrós, salió mal parado, quedando ciego de un mazazo en la cabeza además de quedar prisionero de las tropas de Carlos V.
Con esta batalla llegó el fin de la Guerra de Navarra (1512-1521). De haber sido otro el desenlace de la batalla puede que todavía existiera el reino de Navarra o puede que Navarra fuera hoy otra región más de Francia. Dado lo crucial de la batalla en lo que fue el destino de Navarra, el monumento de Ulibarrena es hoy un símbolo para los que quieren una Navarra independiente de España.
El monumento de Ulibarrena quiere recordar a los navarros muertos en esa batalla. Un gran guerrero, altivo y desafiante, mira hacia el campo de batalla, como si fuera el guardián de aquellas almas que dejaron allí sus cuerpos. Según Ulibarrena el guerrero “simboliza la etnología que tienen los navarros de cualquier época.” Relacionado con este aspecto étnico la escultura está adornada con unas bolas o pelotas que, según el escultor, “recuerdan a los pelotaris y su forma de jugar, muy de nuestra tierra”.
Alrededor del guerrero completan el monumento la representación de unas ruinas. Simbolizan la destrucción de las fortalezas de Navarra que con más tesón resistieron a las tropas de Carlos V. Por extensión, las ruinas simbolizan también la destrucción que trae la guerra a cualquier pueblo.
El guerrero navarro de Noáin está hecho en hormigón armado. Pesa 13 toneladas. y tiene una altura de 11 metros. Ulibarrena lo hizo en su casa de Arteta y fue trasladado al lugar de la instalación en dos piezas.
La escultura desprende energía y determinación, y muestra una actitud inamovible, simbolizando la resistencia ante cualquier invasor.
La escultura fue instalada en 1.996. El Gobierno de Navarra la financió con 3,5 millones de pesetas (21.000 euros) para comprar los materiales y gratificar a los que colaboraron con Ulibarrena. El concejo de Salinas de Pamplona cedió gratuitamente los terrenos.
En principio estaba pensado crear un parque con una fuente alrededor de la escultura, proyecto que ha caído en el olvido. De todas formas probablemente haya sido mejor. El conjunto escultórico, con las ruinas y el soldado, no pide a su alrededor el verdor de los árboles que evoca la vida. El Monumento a la Batalla de Noáin es un memorial que recuerda a los miles de muertos de la batalla. Recuerda una sangrienta batalla y el paisaje desolado y un tanto abandonado de alrededor colabora en el mensaje que el artista quiere trasmitir.
Respecto al monumento hay un detalle que no me gusta. Si se observa desde el lateral al soldado navarro parece que sonríe. Creo que un semblante más serio iría más acorde con el sentido épico y simbólico de la escultura. De todas formas este detalle pasa inadvertido por la distancia que separa al observador de la cabeza del guerrero. En cambio, desde debajo de la escultura la cara aparece con mayor dramatismo.
El Monumento a la Batalla de Noáin es una escultura con gran fuerza plástica que además tiene el acierto de acercarnos a la Historia desde el propio terreno donde ocurrió el sangriento hecho, ya que desde el monumento se tiene una inmejorable vista de lo que fue el campo de batalla.
Seguro que los usuarios del cercano aeropuerto no pueden imaginar los lamentos y maldiciones de los soldados mientras morían en los mismos terrenos donde hoy está la pista de aterrizaje. Muchas veces recorremos los lugares que han marcado nuestro pasado y ni nos damos cuenta.
Otra curiosidad al respecto. En la cima amesetada del monte Mendi, donde se levanta el monumento, existió un poblado fortificado de la Edad del Bronce. Además en este monte se han encontrado útiles líticos del Paleolítico Inferior y Medio, lo que convierte a este lugar en uno de los lugares con restos de ocupación humana más antiguos de Navarra. Y es que la Historia no deja de darnos sorpresas.
© Julio Asunción
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