Roncesvalles es, sin duda, uno de los enclaves más históricos y monumentales de Navarra. Decenas de miles de visitantes y peregrinos pasan por aquí cada año y disfrutan de sus obras de arte y sus paisajes. Pero muchos se van de esta pequeña localidad del Pirineo sin ver el último monumento que se ha añadido a su patrimonio. En el año 2.010, el escultor italiano Mario Bassi de Vergiate, ofreció a la Colegiata de Roncesvalles su escultura dedicada a la muerte de Roldán. Autorizado por la Colegiata y asumiendo el escultor los gastos de la escultura, traslado e instalación, en la primavera de 2.011 fue instalada en un parterre junto al aparcamiento que está situado detrás de la pequeña iglesia de Santiago. Esta ubicación es la que hace que pase desapercibida a muchos visitantes de Roncesvalles.
En el año 778 Roldán, sobrino de Carlomagno y su más grande caballero, muere en una emboscada de los vascones a la vuelta del sitio de Zaragoza. La Batalla de Roncesvalles, se convirtió con el paso del tiempo en una de las más recordadas de la Edad Media. Fue la única derrota de Carlomagno. Los juglares franceses cantaron la muerte de su caballero Roldán hasta que estos cantares se convirtieron en “El Cantar de Roldán”, el cantar de gesta más importante de la Edad Media y la primera gran obra de la literatura francesa. Esta obra literaria, donde los guerreros vascones pasaron a convertirse en cientos de miles de musulmanes para exaltar la religiosidad de la muerte del guerrero, con el tiempo pasó a formar parte del acervo cultural de Europa, exaltando los ideales de cruzada, de la valentía y del sacrificio por la Fe.
Roldán, muerto en Roncesvalles, tiene ahora su monumento. El escultor ha combinado lo clásico con lo contemporáneo. Lo clásico lo vemos en la concepción de Roldán desnudo, cual si de una estatua griega se tratara. El cuerno de guerra, el famoso Olifante con el que llamó infructuosamente en su ayuda a Carlomagno cuando se veía morir, reposa junto a sus atributos sexuales, haciendo referencia a la virilidad del guerrero. Lo moderno está representado en el caballo, cuya cabeza tiene indudables influencias del famoso caballo del Guernika de Picasso.
Es el caballo que representa la guerra y del dolor que esta produce. Hay un fuerte contraste entre la tranquilidad de la muerte del guerrero y la inquietud que demuestra el caballo herido. Los dos son unidos por una línea compositiva formada por el brazo de Roldán, que es izado por el tirón del cuello del caballo a través de las riendas. Roldán ya no es el victorioso general de las tropas de Carlomagno. Parece no entender su derrota a manos de las indisciplinadas tribus vasconas. Se resiste a una muerte inevitable sujetando aun las riendas del caballo que nunca más va a montar.
Cerca de la escultura, a tan sólo una veintena de metros, se encuentra el Silo de Carlomagno, en cuya cripta dice la leyenda que están enterrados los soldados francos que murieron en la batalla y es uno de los lugares donde se dice que pueda estar enterrado el famoso guerrero franco. Y es que la leyenda de la batalla que marcó huella en Europa nunca dejará las nieblas de Roncesvalles…
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Una pena en las condiciones en las que se encuentra ahora, prácticamente destrozado.
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