La estela de Andrearriaga (Oiartzun) es una de las piezas arqueológicas más importantes del Museo de San Telmo de San Sebastián y una de las piezas principales de la arqueología de Guipúzcoa. Se encontró en Oiartzun en las cercanías de la antigua ermita de Andrerregia.
El monolito de piedra fue esculpido y grabado hace más de 2.000 años. A la pieza se le ha dado una cronología del siglo II-I a.C. Tiene un metro de altura por medio metro de anchura aproximadamente. Pesa cerca de media tonelada.
La estela tiene carácter funerario y está grabada con una tosca figura que representa un jinete a caballo. ¿Quién era? La estela conmemora a ese jinete, del que sabemos su nombre. Se llamaba Valerio Beltesonis.
Es muy interesante el nombre. Valerio es nombre romano. Mientras Beltesonis es nombre indígena, vascón. El nombre nos da una información importante: la romanización del País Vasco, la adaptación de los autóctonos a los conquistadores recién llegados.
Los vascones, al contrario que los cántabros, se adaptaron mejor a la llegada de las tropas romanas al norte peninsular. De hecho está acreditado que colaboraron como tropas auxiliares en las legiones romanas.
¿Podríamos pensar que Valerio Beltesonis era uno de esos vascones integrados en los ejércitos romanos? El caballo es símbolo de estatus social y al mismo tiempo el noble animal es compañero del guerrero. Además, testimonios del siglo XIX dicen que junto a la estela se encontraron armas, lo que es un dato más a tener en cuenta para pensar que Valerio era, o había sido, militar.
La gran piedra de la estela de Andrearriaga guarda el secreto. Pero nos trae al siglo XXI el nombre de Valerio Beltesonis, ese vascón en cuyo honor se hizo esta rústica estela que pudo ser encargada por su familia, su clan (¿los Beltesonis?), sus paisanos o por sus compañeros de ejército.
Otra curiosidad. En las cercanías donde se encontró, entre Irún y Oiartzun se colocó una reproducción de la estela de Andrearriaga.
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