En Burgui, uno de los pueblos con más encanto del Pirineo navarro, tuvieron la genial iniciativa de crear el sendero de los oficios, un corto paseo por los alrededores del pueblo que mediante paneles informativos e instalaciones etnográficas permite adentrarnos en ese antiguo mundo rural, donde nada era fácil y el trabajo duro era el pan nuestro de cada día.
Gracias a este sendero de los oficios podremos aprender cómo y de qué vivían las gentes que hace décadas poblaron el Pirineo navarro al tiempo que disfrutamos de un agradable paseo cercano al río Esca.
La ruta parte del precioso puente medieval que cruza el río. Allí, junto al río y a una cómoda área recreativa, paneles informativos nos explican el trabajo de los canteros que construyeron el puente y el trajín de las lavanderas que bajaban al río a lavar la ropa.
Más adelante encontramos una almadía, construcción hecha con los troncos del bosque que luego eran trasladados a las serrerías flotando por el río Esca. Un día genial para visitar Burgui es el día de la almadía, donde se vuelve a recordar tan curioso método de transporte bajando por el río como se hizo hasta hace unas décadas.
Luego pasaremos junto a la reproducción de un horno de pan. Si quieres ver un horno de pan de verdad no dejes de visitar la panadería que hay a la entrada del pueblo, junto al puente. Allí todavía se hace el pan al modo tradicional.
Junto a la reproducción del horno de pan hay la reproducción de una carbonera. Antiguamente el carbón vegetal era una fuente de energía de primera necesidad. En estas carboneras, que se solían encontrar el medio del monte, se controlaba la combustión lenta de la madera para que perdiera la humedad pero conservando la energía que luego calentaría los hogares del Pirineo.
Seguimos el paseo y llegamos a la nivera o nevera. Ahora abrimos el frigorífico y tomamos tranquilamente el hielo para nuestra bebida al tiempo que el frigorífico conserva nuestros alimentos. Hace años el hielo se obtenía de la nieve que caía en las montañas. La nieve era trasladada a estos pozos donde era apelmazada y así se podía conservar durante meses para su uso.
Por último llegamos a la calera, hornos donde se fabricaba la cal con la que pintar las casas de los pueblos, desinfectar a los cerdos, proteger las viñas de parásitos, e incluso usos médicos.
al, como elemento cohesivo de la argamasa, las casas se blanqueaban, los médicos recetaban agua de cal, las viñas se salpicaban con cal, las piaras se desinfectaban, aún había muchas aplicaciones de este producto multifuncional.
Tras visitar la calera podemos continuar el sendero hasta el mirador de la Foz de Burgui, donde podremos reflexionar sobre la fuerza del agua del río que ha creado este cañón tras miles y miles de años de paciente trabajo erosivo.
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