El castillo de Jijona (Xixona en valenciano) fue en su tiempo una de las fortalezas más importantes de la frontera entre el reino de Castilla y la Corona de Aragón. El castillo aparece representado en el escudo de la ciudad junto a dos llaves. Las llaves representan que Jijona era la “Puerta de Aragón” y la “clau del regne”, la llave del reino. El castillo era el guardián de estas llaves. Hoy las ruinas del castillo de Xixona están declaradas Bien de Interés Cultural.
Ya antes de ser punto clave en la frontera de Aragón con Castilla había tenido gran importancia en la lucha entre cristianos y musulmanes por el control de la zona.
Xixona se encuentra a 29 kilómetros de Alicante capital. La localidad es conocida principalmente por ser la mayor productora de turrón, esa delicia que nos endulza las Navidades. El turrón tiene origen musulmán, igual que el castillo.
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Se puede llegar junto al castillo en coche. El acceso está en la carretera que comunica Jijona con Tibi. Otro acceso muy recomendable, aunque requiere más esfuerzo, es a pie, por un sendero que parte a la entrada de Jijona y atravesando un barranco rodea el castillo por su flanco Este. El acceso es libre las 24 horas del día, ya que las ruinas del castillo no están cerradas.
El castillo de Jijona fue levantado por los musulmanes en el siglo XII. Aprovechaba la inexpugnabilidad que le da el crestón calizo sobre el que se levanta. Su ubicación era sumamente estratégica. Dominaba el llano alicantino y controlaba el paso desde la costa hacia el interior.
El castillo pasó a manos cristianas conquistado por Jaime I el Conquistador en 1258. No fue la única vez que tan estratégico castillo fue conquistado. Pedro el Cruel lo ocupó para Castilla en 1.364, volviendo poco después a ser conquistado por la Corona de Aragón. También fue asediado en la guerra de Sucesión, siendo conquistado por las tropas del archiduque Carlos y posteriormente recuperado por las tropas afines a Felipe V.
Hoy podemos ver las venerables ruinas de tan histórico castillo. Accedemos al castillo junto a la Torre Grossa, de 16 metros de altura, que es la parte del castillo mejor conservada y que era la defensa del flanco norte del Castillo, el más expuesto al ataque. En el Este, Oeste y Sur, la naturaleza se alía con la fortificación con fuertes desniveles que dificultan el acceso. El castillo tiene un doble recinto amurallado que mide aproximadamente 130 metros de largo por 40 metros de anchura.
La Torre Grossa no era la única que complementaba la defensa de la muralla exterior. Aunque desmochadas se pueden apreciar varias torres más.
Junto a la Torre Grossa un panel informativo recrea el aspecto que debió tener el castillo en la antigüedad.
El panel informativo también hace de tabla de orientación que nos permite identificar las sierras de alrededor. Uno de los grandes atractivos de la visita al castillo de Xixona es la extensa panorámica que tenemos desde la fortaleza. También dominamos perfectamente la ciudad de Xixona, que extiende su caserio a los pies del castillo.
Merece la pena sentarse un rato entre los muros del castillo y dejar vagar la vista hacia el mar. Seguro que Jaime el Conquistador, en la frontera de su reino, también lo hizo desde las almenas de alguna de las torres hoy caídas. ¡Cuánta historia esconden estas viejas piedras!
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