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MONUMENTO A DAOÍZ Y VELARDE–Plaza del Dos de Mayo–Madrid

Monumento Daoíz y  Velarde - Plaza del Dos de Mayo

Monumento a Daoíz y Velarde - LocalizaciónEl Monumento a Daoíz y Velarde se encuentra en la Plaza del Dos de Mayo. La tranquilidad que se respira en esta plaza cualquier mañana no tiene nada que ver con el estruendo de gritos, tiros y cañonazos de aquel 2 de mayo de 1808. Y es que donde hoy se abre la plaza, entonces estaba el Cuartel de Monteleón. En este lugar, doscientos patriotas se atrincheraron y combatieron sin esperanza contra el mejor ejército de mundo en aquel entonces, las tropas de Napoleón. Fue un episodio que de haber pasado en Estados Unidos estaríamos hartos de verlo en las películas que se hubieran hecho relatando el heroico suceso. Pero ya se sabe. Estamos en España.

Daoíz y Velarde - Plaza del Dos de MayoLos franceses habían traicionado la confianza de sus aliados españoles. Lo que en principio era una simple autorización de paso por territorio español de tropas napoleónicas para invadir Portugal, se había convertido en una ocupación en toda regla sin previa declaración de guerra. En definitiva, una miserable traición de Bonaparte, que como buen tirano no reparaba en métodos, por espurios que fueran, para hacerse dueño de Europa.

El 2 de mayo Madrid explotó. Era ya mucho pedir al pueblo de Madrid el ver su ciudad tomada poco a poco por los gabachos y quedarse parados con cara de tontos. Y se lió gorda. Poco podían hacer los zapateros, sastres, cocineras, modistillas y demás gente del común contra los veteranos soldados de Napoleón que a estas alturas ya habían vencido a ejércitos de media Europa. Pero aun así el pueblo de Madrid dio muestras de un valor y sacrificio que aun recordamos 200 años después.

Luis Daoíz, sevillano, de 41 años y Pedro Velarde, cántabro, de 28 años, personifican esa furia, ese orgullo y ese amor por la libertad. El gobernador militar de Madrid, acogotado por el mariscal Murat, había dado orden de acuartelamiento de las tropas y de no hacer oposición a los franceses. Los capitanes de artillería Daoíz y Velarde hacen caso omiso y con medio centenar de soldados apoyados por centenar y medio de paisanos y paisanas se hacen fuertes en el cuartel de Monteleón. Allí, esos doscientos patriotas aguantan heroicamente el asedio de 2000 franceses. Aunque era una diferencia de diez a uno resistieron durante más de tres horas a las disciplinadas tropas napoleónicas ocasionándoles numerosas bajas.

Daoiz - Plaza del Dos de Mayo - MadridVelarde - Plaza del Dos de Mayor - Madrid

Velarde cayó de un tiro a quemarropa. Daoíz tras ser herido de bala en un muslo fue rematado a bayonetazos. Moribundo fue llevado a su casa donde expiró. Pero antes del trágico final, los cuatro cañones gobernados por Daoíz y que había posicionado a la puerta del cuartel, habían repartido metralla generosamente entre los hijos de la Galia. Los paisanos dirigidos por Velarde habían sacudido más de un trabucazo a los descendientes de Carlomagno. El final ya lo sabemos. La llama encendida en Madrid ese dos de mayo fue la que quemó el culo de José Bonaparte y en cinco años más tarde se le vería cruzando los Pirineos con todos sus soldaditos perseguidos por patriotas como los que dieron su vida en el cuartel de Monteleón.

Defensa del cuartel de Monteleón

Por todo esto, fue muy especial mi visita a la plaza del Dos de Mayo. Allí estaban Daoíz y Velarde y el arco del cuartel de Monteleón dando fe de que la plaza del Dos de Mayo es un lugar histórico como pocos. La estatuas fueron realizadas por el escultor catalán Antonio Solá en 1.822. De marcado estilo neoclásico representan Monumento a Daoíz y Velarde - Detallea los dos héroes idealizados, cubiertos con túnicas clásicas. Parecen héroes de los poemas griegos. Aquiles y Ulises del siglo XIX. Unen sus manos y sus destinos realizando un juramento en el que saben que les va a ir la vida: defender la libertad y la patria hasta el último aliento.

 

Así, Daoíz y Velarde, los héroes de la resistencia popular, son convertidos mediante esta representación Monumento a Daoíz y Velarde - Vista traseraclásica en mitos intemporales. Inmortalidad ganada  por la grandeza del valor y el sacrificio que demostraron. Lástima el pequeño y un tanto ridículo cañon que completa el conjunto. Recuerda la importancia de la artillería en la defensa del cuartel y el arma al que servían los dos capitanes. Podía haberse obviado o haberse representado a tamaño natural. Así parece un cañón de juguete, lo que le quita épica al conjunto. Afortunadamente el cañón queda prácticamente oculto desde la vista frontal del grupo escultórico.

Daoíz y Velarde héroes de la Guerra de la Independencia - Plaza del Dos de Mayo - Madrid

Enmarcando a Daoíz y Velarde se conserva el arco original de la puerta de entrada del cuartel de Monteleón. Es lo único que queda del cuartel. Ante este arco se dispusieron las baterías que, descarga tras descarga, barrían las calles llenas de soldados napoleónicos. Fue el lugar donde cayó Daoíz defendiendo los cañones en la última defensa desesperada. Los restos de Daoíz y Velarde descansan en el Monumento a los héroes del Dos de Mayo, más conocido como el obelisco, donde una llana inextinguible los recuerda.

Dejamos la plaza del Dos de Mayo reflexionando sobre los caminos de la Historia. Sobre como una buena muerte a veces vale mucho más que una larga vida. Una placa colocada por el Circulo de Bellas Artes en 1908 nos despide y nos dice: “A los héroes populares que el 2 de Mayo de 1808 auxiliando a los soldados de los inmortales Daoíz y Velarde, pelearon aquí por la independencia de la patria contra las fuerzas de Napoleón”.

Atrás quedan Daoíz y Velarde defendiendo todavía la entrada al Cuartel de Monteleón doscientos años después…

 

© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com

1 comentario:

  1. tambien hay que recordar qacion sobre este hecho historico.pesentue este cachito de historia tambien pertenece al pueblo de Mostoles, gracias al alcalde Andrés Torrejon del cual aun sigue en pie la casa de dicho alcalde y hay un pequeño monumento conmemorativo en la Plaza del Pradillo y todos los años hay una re

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