El Santuario de la Luz es uno de los santuarios más importantes de la cultura ibera. Se encuentra a 6 kilómetros de Murcia, en el parque regional de El Valle, en un paraje de gran belleza.
Se puede llegar al yacimiento arqueológico en coche. El vehículo se puede dejar junto al centro de interpretación del parque natural, al que se llega siguiendo la carretera que lleva al conocido santuario de la Virgen de la Fuensanta, patrona de Murcia. Es recomendable visitar también el centro de interpretación, ya que aquí encontraremos maquetas y reproducciones de algunos de los hallazgos encontrados en el yacimiento y un interesante video explicativo sobre el santuario.
El Santuario ibero de la Luz está perfectamente preparado para la visita, con pasarelas y carteles informativos que identifican los diferentes espacios de este lugar sagrado de la cultura ibérica.
El Santuario de la Luz ocupa un cerro de poca altura que estaba coronado por un templo de influencia greco-romana que era el habitáculo de la divinidad. Al templo se llegaba por un camino litúrgico (dromos) que servía de senda preparatoria y de purificación para los fieles. Todavía se conserva el recorrido de este camino. En algunos puntos se aprecian las entalladuras en la roca para perfilar la senda.
En el inicio de este camino litúrgico se conserva un espacio aterrazado, el Odeon, donde comenzaban las procesiones de subida al templo y donde se realizaban bailes y representaciones teatrales en honor a la divinidad. Todavía se aprecian varios bancos tallados en la roca.
En el camino de subida al templo y en las plataformas cercanas al mismo se disponían pequeños altares dedicados a diferentes dioses y a los antepasados, ante los cuales se hacían libaciones (vertido de líquidos de carácter ritual), sacrificios de animales y quema de sustancias olorosas.
Junto al camino y muy cerca del templo hay una gran bañera excavada en la roca. Este depósito de agua debió tener una función ritual relacionada con ceremonias de purificación de los fieles y de los animales que iban a ser sacrificados. También es probable la utilización del agua contenida en la cisterna como agua bendecida por los fieles y peregrinos que se acercaban al santuario.
El origen del santuario pudo estar en una cueva, hoy derrumbada, sobre la que se levanta el templo. En esta cueva se encontraron restos de animales sacrificados a la divinidad. De la cueva aun podemos ver una gran grieta en lo más alto de la colina, junto al templo.
El templo es pequeño. Mide 6,5 por 4,5 metros y se conserva su planta. Desde el templo se tienen unas excelentes panorámicas sobre la llanura donde se extiende la ciudad de Murcia. Más cercano se aprecian las ruinas del antiguo castillo musulmán.
En el templo, en el altar mayor, se adoraba a la diosa Deméter, adoptada por los iberos influenciados por la cultura griega. Deméter es la diosa madre, la que dirige el ciclo de la vida y de las estaciones, diosa de la fertilidad, cuestión de suma importancia para una sociedad donde la prosperidad y la subsistencia dependían de buenas cosechas y abundante ganado.
Este santuario era el más importante de la región. Aquí acudían en procesión los iberos de diferentes poblados en determinadas fechas para pedir a los dioses por la protección de las cosechas, la fecundidad del ganado y la salud de los humanos.
Este lugar sagrado fue santuario para los iberos desde el siglo IV a. de C. En el siglo II a. de C. con la llegada de los romanos se reestructura el santuario. De esta época procede el templo de clara influencia grecoitálica.
Se encontraron muchos exvotos de bronce en el Santuario de la Luz. Eran ofrendas de los fieles que, por los restos de fundición y de hornos encontrados, se realizaban en la colina del santuario. Los exvotos aquí fabricados eran comprados por los devotos al llegar en peregrinación a este lugar de espiritualidad ibérica para así completar sus ofrendas. Una buena muestra de estos exvotos los podemos contemplar en el Museo arqueológico de Murcia.
Pero la pieza de mayor interés es la cabeza de la diosa Deméter que fue encontrada a cinco metros del templo. Se piensa que era la diosa principal del santuario y, por tanto, esta imagen era la más importante, la de mayor devoción para los iberos que frecuentaron este lugar de culto.
La cabeza muestra roturas y marcas de agresión sacrílega, lo que nos indica el ataque y profanación que en algún momento del siglo I a. de C., al final de su historia, debió sufrir el santuario. La cabeza de Deméter se conserva también en el Museo Arqueológico de Murcia.
Ante los altares de los dioses se celebraron rituales con sacrificios de animales y entrega de exvotos. Estos rituales eran de gran importancia en las sociedades antiguas que tenían muy presente a la divinidad como razón última del acontecer de los sucesos de la vida y de la fortuna de los hombres.
Hoy podemos recorrer las ruinas de este santuario. Al tiempo que disfrutamos de las panorámicas que se tienen desde el mismo podemos imaginar el lugar hace más de 2.300 años, cuando el santuario era punto de atracción para los antiguos pobladores de estas tierras.
Y es que estos montes tienen algo especial. Algo que desde antiguo los ha relacionado con las inquietudes espirituales. Cerca del Santuario ibero de la Luz está el Santuario de la Virgen de la Fuensanta dos milenios después sigue siendo lugar de devoción y atracción de peregrinos como en su día la fue el Santuario ibérico de la Luz.
julioasuncion@hotmail.com
Muy buen post! no sabía que teníamos esta joya tan cerca. Muchas gracias por el aporte, prometo visitarlo pronto.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Julio Asunción por tus magníficos aportes.
ResponderEliminarDe obligada visita.
Siempre es un placer leerte 😉
Gracias a tí por tus palabras
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