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SEPULCRO DE ESPOZ Y MINA - Catedral de Pamplona


Francisco Espoz y Mina (1781-1836) nació en un pequeño pueblo de Navarra, en Idocin, a pocos kilómetros de Pamplona. Su familia vivía de lo que cultivaban. Francisco vendía las frutas y las hortalizas de las tierras de su familia en la plaza del ayuntamiento, en Pamplona. Hoy una placa en la famosa plaza del chupinazo de los sanfermines recuerda el puesto que Espoz y Mina tenía allí cuando ni siquiera imaginaba lo que le depararía el destino. Porque a Francisco le tocó vivir momentos clave de la historia de España. Momentos dramáticos y crueles, momentos en los que estaba en juego la libertad de Navarra y de España. Los ejércitos napoleónicos, las tropas más poderosas de Europa, ocuparon de manera traidora e ilegal España. Napoleón puso en el trono español a su hermano, José Bonaparte, un rey títere. Los fueros de Navarra fueron anulados, y en la mente de Napoleón estaba ampliar el territorio francés hasta el Ebro, incorporando Navarra a Francia.

Espoz y Mina es uno de esos hombres que tuvieron la rara virtud de estar en su momento a la altura de la Historia. Dejó su vida rural para empuñar el trabuco y, poco a poco, levantó un ejército de guerrilleros que se convirtieron en la pesadilla de los franceses. 
Espoz y Mina es el principal héroe Navarro de la Guerra de la Independencia. Se jugó la vida por sus ideales y por sus paisanos. Hoy desgraciadamente ha quedado casi olvidado en su propia tierra. No encontraremos en los pueblos que defendió placas a él dedicadas. No encontraremos tampoco ninguna estatua de Espoz y Mina en alguna de las plazas de Pamplona. Una verdadera pena. 
El otro día estaba delante del sepulcro de Espoz y Mina en la catedral de Pamplona cuando una mujer pasó comentando a unos amigos que Espoz y Mina apenas tenía importancia, ya que incendió el Palacio de Olite. Seguramente no sabía que Espoz y Mina quemó el Palacio de Olite para que los franceses no lo pudieran usar como cuartel desde donde controlarían más fácilmente la Zona Media de Navarra. Quizás esta señora no pensaba que de haber usado los franceses el castillo de Olite como cuartel lo hubieran dejado destrozado igualmente, ya que de todos es sabido el poco respeto por el arte y el patrimonio que tuvieron los franceses en esos duros años que duró la Guerra de la Independencia. Además el Palacio de Olite, magníficamente restaurado, luce hoy con esplendor y es uno de los monumentos medievales más visitados de España. Me parece una grave falta de ingratitud echarle en cara todavía a un gran héroe para Navarra la destrucción del que era entonces un objetivo estratégico que había que evitar pasara a manos del enemigo.
También se le ha achacado a Espoz y Mina su crueldad tanto con el enemigo como para mantener la cohesión de sus tropas. Es el error de mirar la historia con los valores morales de nuestro tiempo. En la Guerra de la Independencia la lucha contra el invasor fue una guerra sin cuartel. Crueles fueron los franceses desde que pisaron la Península Ibérica invadiendo una tierra que no era suya. Espoz y Mina fue un hombre de su tiempo y su mano firme fue la que logró cohesionar a los resistentes dispersos para lograr formar una fuerza que pudo vencer en repetidas ocasiones a las tropas del ejército más poderoso de Europa.
Hoy podemos recordar a Francisco Espoz y Mina, en el sepulcro situado en el claustro de la catedral de Pamplona. Allí le llora Navarra, representada en una hermosa matrona que se muestra apenada y sollozante. 


En la tapa del sepulcro se representa una laya, instrumento agrícola que sirve para remover la tierra, laya que recuerda los orígenes rurales de Espoz y Mina. 
Y junto a un retrato de Espoz y Mina el escudo de Navarra, cuyas tierras defendió con rabia contra el invasor francés. 
Espoz y Mina fue un navarro del que cualquier navarro debiera sentirse orgulloso. Valga este artículo como mi pequeño homenaje a Francisco Espoz y Mina, un héroe casi olvidado en su tierra, que se jugó la vida por Navarra, por sus paisanos y por su patria. 



LA BATALLA DE RONCESVALLES - Mapas de la batalla

El 15 de agosto del año 778, en las inmediaciones de Roncesvalles, ocurrió una de las batallas más conocidas de la Edad Media. En esa batalla, el ejército de Carlomagno, el más poderoso que en ese momento había en Europa, fue vencido por los vascones, los antiguos habitantes de Navarra. Carlomagno y sus francos volvían de intentar tomar, sin éxito, la ciudad de Zaragoza a los musulmanes. En la retirada, al pasar por Pamplona, atacaron la ciudad y derribaron sus murallas. Cuando las tropas de Carlomagno cruzaban el Pirineo para volver a Francia, los vascones atacaron la retaguardia del ejército franco. En la batalla de Roncesvalles murió Roldán, uno de los nobles más importantes de la corte de Francia y mano derecha de Carlomagno. Los juglares franceses empezaron a cantar la muerte de su héroe hasta que esos cantares quedaron fijados por escrito en "El Cantar de Roldán", el cantar de gesta más conocido de la Edad Media que llevó el nombre de Roncesvalles a ser conocido por toda Europa. 
A día de hoy, todavía no hay consenso sobre el lugar donde ocurrió la batalla. En este artículo trato sobre el lugar donde creo más lógico que sucediera la batalla apoyándome tanto los textos que tratan sobre la batalla de Roncesvalles, como en la geografía del entorno. Creo que no hay duda de que los vascones tomaron ventaja del terreno que conocían perfectamente para lograr la superioridad necesaria para obtener la victoria. Recorriendo los caminos de Roncesvalles pensé que sería útil representar gráficamente la hipótesis que creo más factible del lugar donde sucedió esta batalla que cantaron los trovadores durante toda la Edad Media. 
¿Cuál fue la causa de la batalla?. Una teoría muy difundida es la que dice que los vascones atacaron a los francos como venganza por el ataque a la ciudad vascona de Iruña-Pamplona. Pero a la vista de las excavaciones arqueológicas de la Plaza del Castillo, en el mismo centro de la ciudad de Pamplona, esta teoría pierde buena parte de su fundamento. En la Plaza del Castillo se encontró un importante cementerio musulmán qué ha sido datado en el siglo VIII, en los tiempos en que sucedió la batalla de Roncesvalles. Eso significa que Pamplona en ese momento estaba dominada por los sarracenos. Por lógica, Carlomagno atacó la ciudad de Pamplona precisamente por estar dominada por el enemigo musulmán. Seguramente la causa más válida del ataque de los vascones a las tropas de Carlomagno  fue el saqueo del botín que los francos habían obtenido del ataque a Pamplona al pasar por territorio dominado por los vascones. No obstante todavía queda mucho por investigar sobre ésta batalla que convirtió en legendario al caballero Roldán. De hecho si no hubiera muerto Roldán, no hubiera existido la canción de Roldán, y la batalla de Roncesvalles hoy sería mucho menos conocida.
En los siguentes mapas, que puedes ver a mayor tamaño si clicas sobre ellos, podrás seguir la que creo que fue la evolución más probable de la batalla de Roncesvalles:





IGLESIA DE SAN FRANCISCO JAVIER - Pamplona



San Francisco Javier es, junto con San Fermín, el santo más querido de Navarra. De hecho, son los patronos de Navarra. San Francisco Javier fue uno de los fundadores de la orden de los Jesuitas junto con Ignacio de Loyola, pero es más conocido por el patrón de las misiones, ya que dedicó la mayor parte de su vida a extender el cristianismo por el mundo.
   


Murió en la Isla de Sancián, una remota isla de China, con tan sólo 46 años de edad, en el año 1552. Su obras y su fama de santo hizo que fuera canonizado en el año 1622 por el papa Gregorio XV.
Sin duda, el santuario más vinculado a San Francisco Javier es el castillo de Javier, lugar donde nació el santo  en el año 1506 y uno de los monumentos más visitados de Navarra. El castillo de Javier es objeto de las romerías más famosas de Navarra, las Javieradas, en las que miles de navarros se acercan al santuario principal de su patrón andando decenas de kilómetros. Pero también en Pamplona podemos acercarnos a un santuario dedicado a San Francisco Javier. Es la iglesia a él dedicada.

La iglesia de San Francisco Javier de Pamplona se encuentra en el ensanche, en la calle Olite nº 9.
La iglesia es moderna, pero no deja de tener interés. Es obra del arquitecto Miguel Gortari Beiner. Fue inaugurada en el año 1952. En la fachada destaca un grupo escultórico donde vemos a San Francisco Javier predicando entre los asiáticos. En su interior, sobre el altar hay una gran figura del santo con la cruz en lo alto (su símbolo iconográfico) y con el pecho abierto en llamas (el amor de Dios). La gran figura de 4,5 metros de alto se dispone sobre un gran fresco donde se representan fieles asiáticos convertidos por la predicación del santo. Son fieles de los dos lugares donde el santo hizo su mayor labor evangelizadora: a la izquierda (a la derecha del santo) fieles de la India y a la derecha fieles de China. Sobre San Francisco Javier se representa a la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) que se unen al santo por un halo de luz vertical, significando la iluminación divina de San Francisco Javier, iluminación que le llevó a extender su Fe y la Palabra de Dios por el mundo.

San Francisco Javier está acompañado por los que le precedieron en la labor de extender el cristianismo. Así, en lo alto del presbiterio se encuentran cuatro esculturas de los cuatro evangelistas, y en las vidrieras aparecen representados santos y apóstoles.
Todo un programa iconográfico que converge en la figura del santo, San Francisco Javier aparece representado decidido y poderoso en sus creencias, como una columna inamovible en la Fe.
En el lado del Evangelio podemos ver una maqueta del castillo de Javier delante de un mapa donde podemos ver gráficamente sus viajes por Asia.
Además del castillo de Javier y la iglesia que comentamos en este artículo podemos ver imágenes de San Francisco Javier en muchas iglesias de Navarra.
El cuerpo del santo reposa en Goa, en la India, muy lejos de su tierra. Pero sigue viviendo en el corazón de muchos navarros que le tienen muy presente.

En este enlace puedes conocer la Basílica de San Francisco Javier, otro de los templos principales dedicados al santo. Está junto al castillo de Javier.

En este otro enlace puedes ver la interpretación patrimonial de una de las mejores imágenes de San Francisco Javier.

PALACETE DE BURLADA


Burlada es una de las poblaciones con más habitantes de Navarra. Se encuentra en la Cuenca de Pamplona y muchos de sus habitantes trabajan en la capital, por lo que podríamos decir que es una gran ciudad dormitorio. Generalmente este tipo de ciudades no son muy monumentales, ya que se han convertido en ciudades de servicios y alojamientos de los que trabajan en la capital. Pero Burlada guarda entre sus calles un rincón muy hermoso, un lugar bello y apacible en medio de los edificios modernos. Es el llamado palacete de Burlada,


El Palacete de Burlada fue diseñado por el arquitecto Máximo Goizueta. Es una mezcla de estilo modernista y neo-medieval. Llama la atención su galería vidriada del piso alto, modernista, que contrasta con la esbelta torre que corona el conjunto, que recuerda las torres medievales. A la belleza del edificio se suma el lugar donde está enclavado. El Palacete de Burlada se encuentra presidiendo el parque municipal. De hecho, los terrenos del parque municipal eran los antiguos jardines del palacete. Es la zona verde más importante y visitada de Burlada. Allí podremos dar un tranquilo y relajante paseo donde nos sorprenderemos con espacios como la rosaleda,  la ermita neo-románica, las estelas funerarias antiguas o la pajarera donde podemos ver pájaros reales y otras aves.


Por último podemos acabar el paseo tomando un refresco o una cerveza en la terraza del bar restaurante del palacete. Es una buena manera de acabar la visita a este oasis de la Cuenca de Pamplona que es uno de los espacios verdes urbanos más sugerentes de Navarra.