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LA ESMERALDA DEL MIRAMAMOLÍN
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BATALLA DE MENDIGORRÍA - 15 julio 1835
En las cercanías de Mendigorría, en la Zona Media de Navarra, se libró una de las batallas más importantes de las Guerras Carlistas.
Coría el año 1.835. El general Zumalacárregi, líder y alma de las fuerzas carlistas ha muerto. Una herida en el sitio de Bilbao le ha llevado a la tumba. Difícil superar a quien mantuvo en jaque a las fuerzas liberales de la regente María Cristina. Le sucede el general Vicente González Moreno. Pronto se iban a dar cuenta las tropas tradicionalistas que iban a echar de menos a Zumalacárregi más de lo que creían.
Corría el mes de julio de 1.835. Los carlistas se concentran en Mendigorría a esperar a las tropas liberales.
González Moreno, en una alarde de estupidez estratégica, coloca sus tropas con el río Arga a la espalda, dificultando los movimientos de sus tropas y cerrándose de esa manera una retirada fácil en el caso de que las cosas vengan mal dadas.
Por si fuera poco, coloca tropas en la retaguardia al otro lado del río, es decir, difícilmente pueden acudir a tiempo a reforzar las líneas que se encuentren en apuros ante el empuje del enemigo.
Y todavía hay más. A Don Carlos, el rey carlista pretendiente al trono de España, no se le ocurre otra cosa que alojarse en el mismo pueblo de Mendigorría, asumiendo un riesgo innecesario e caer preso de las tropas liberales en el caso de que la batalla se perdiera.
Seguro que ante tamaña incompetencia, el general liberal Fernández de Córdoba se frotó las manos antes de atacar las posiciones carlistas que, eso sí, se habían colocado en altura en las colinas que están al sur del pueblo. Por si fuera poco contaba con 36.000 soldados en su ejército contra los 24.000 carlistas.
Ese día 15 de julio de 1835 iba a ser un duro para el rey carlista, Don Carlos.
Había una posibilidad para los carlistas. Un vistazo al campo de batalla centra la vista en un punto: el Alto de la corona.
Es una colina adelantada a los otros altos que formaban la línea de defensa carlista. Su dominio sobre el campo de batalla podía hacer estragos en las tropas liberales. Desde el flanco derecho podían machacar a los cristinos del centro del avance liberal con un fuego lateral. Era una posición clave que debía ser defendida a toda costa. Pero eso que se lo cuenten al inútil de González Moreno. Seguramente estaba pensando en otras cosas. Espartero, el que luego destacaría como un personaje clave de las guerras carlistas, ahora a las órdenes de Fernández de Córdoba, ataca con sus hombres el Alto de la Corona y tras feroz refriega lo toma. Este hecho ocurrió en los primeros lances de la batalla y a la postre fue decisivo.
Este sencillo mapa que he elaborado te puede servir para seguir el desarro-llo de la batalla. Si pinchas en la imagen la tendrás ampliada.
Tomado el lugar estratégico del Alto de la Corona,la suerte estaba echada. Aunque los carlistas aun aguantaron en el centro era cuestión de tiempo que cedieran cuando, además, el flanco izquierdo también había caído.
Y entran las prisas. La desbandada carlista comienza. Pero ahí está el caudaloso río Arga para dificultar la retirada.
Sólo un puente es la salvación. El puente de Mendigorría. Un puente estrecho. Los soldados carlistas se agolpan en el puente mirando con terror a sus espaldas por si llegan los cristinos y les cazan como conejos.
Los liberales lo saben. Si toman el puente embolsaran a los carlistas y les infringirán una derrota que será decisva en el desarrollo de la guerra. Pero ahí aparecen los carlistas de Álava a cuyo mando está Bruno Villarreal. En un alarde de valor y entereza defienden el puente mientras las tropas carlistas se retiran. Entre los que atraviesan el puente y corren en dirección a Cirauqui van Don Carlos y el general Moreno. De no ser por la actuación de Villarreal y sus hombres seguramente Don Carlos habría caído prisionero de Fernández de Córdoba y la derrota carlista habría sido definitiva.
Fernández de Córdoba fue nombrado Marqués de Mendigorría en premio por la victoria.
Hoy podemos acercarnos al campo de batalla. El mejor lugar para observarlo es desde lo alto del cerro de la Corona.
Más de 2.500 hombres quedaron tendidos en estos campos hoy tan
tranquilos. 1.000 liberales y 1.500 carlistas.
Al Alto de la Corona se llega desde Mendigorría tras media hora de cómoda caminata. En este enlace te dejo la ruta, con el enlace al mapa y al track par GPS.
- Sendero de la Batalla de Mendigorría.
Desde el Alto de la Corona podemos imaginar los cañonazos, los disparos, los movimientos de las tropas y a Espartero dirigiendo a sus hombres en la toma del cerro, hecho clave en la resolución de la batalla.
También podemos acercarnos al puente de Mendigorría, donde Villarreal salvó los trastos a Don Carlos y de paso salvó a los carlistas del desastre.
Estas colinas, hoy tranquilos campos de cultivo, son tierras que guardan la historia de una guerra civil hoy olvidada pero que llevó a muchos a la tumba.
© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com