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LA ESMERALDA DEL MIRAMAMOLÍN

 Esmeralda de Miramamolín - Medallón - Museo de Roncesvalles

En Roncesvalles se guarda una joya muy especial. Tiene un valor simbólico que supera con creces a su gran valor económico.

La esmeralda del Miramamolín se encuentra en el Museo de Roncesvalles. Es una de sus piezas más importantes.

La esmeralda de Miramamolín está rodeada de misterio y leyenda. Miramamolín no es un nombre, es un título. Significa "príncipe o señor de los creyentes". Así es como llamaban a Al-Nasir, el rey moro que fue vencido en la famosa batalla de las Navas de Tolosa. Era el año de 1.212. De la batalla de Las Navas de Tolosa más de un historiador ha escrito que si llegan a vencer las tropas de Alá hoy la Península Ibérica podría ser tierra del Islam. Más información sobre la batalla de las Navas de Tolosa en: Batalla de las Navas de Tolosa - mapas de la batalla.

En esa batalla, crucial victoria cristiana, estuvo el rey Sancho VII el Fuerte. El rey y sus navarros hicieron gala de gran valor y arrojo, colaborando decisivamente en la victoria final.

Esmeralda de Miramamolín

La esmeralda de Miramamolín es la que, según la leyenda, el rey Sancho, victorioso de la batalla, arranca del turbante o del Corán del rey moro.

¿Dónde está el valor simbólico de la esmeralda de Miramamolín? Está representada en el escudo de Navarra, y, por tanto, en el escudo de España, ya que el escudo de Navarra está integrado en el cuarto cuartel del escudo de España.



El escudo de Navarra tiene en su centro, donde se cruzan las cadenas, un pequeño círculo verde. Es una esmeralda. Podría estar adornado con un diamante, un rubí u otra espléndida joya. Pero es una esmeralda. Y es una esmeralda por la esmeralda del Miramamolín.

Esto queda reflejado legalmente en la Ley Orgánica 13/1982, de 10 de agosto, de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra donde se regula que el escudo de Navarra está formado por "cadenas de oro sobre fondo rojo, con una esmeralda en el centro  de unión de sus ocho brazos de eslabones y, sobre ellas, la Corona Real, símbolo del Antiguo Reino de Navarra."

Esmeralda el Miramamolín en el escudo de Navarra

Las crónicas de la batalla de las Navas de Tolosa no dicen nada de que el rey Sancho el Fuerte arrancara del turbante o del Corán de Al-Nasir esta espléndida esmeralda. Es más. Hay quien piensa, tras su inspección visual, que esta joya procede de Colombia, si bien no se han hecho los estudios gemológicos pertinentes que acrediten esto.

Pero lo cierto es que en un momento dado se creo esa leyenda relacionada con esta esmeralda. Se dijo que era un botín de la batalla, nada menos que la esmeralda del rey moro. Se la empezó a denominar esmeralda del Miramamolín.

El escudo de Navarra lo componen principalmente las cadenas que el rey Sancho trajo de la batalla de las Navas de Tolosa (más información aquí). La leyenda de la esmeralda hizo que este otro trofeo que se decía traído también de la batalla pasara a integrarse en el escudo, en el lugar central, acompañando a las cadenas.

Esmeral de Miramamolín - Museo de Roncesvalles ¿Es la esmeralda colombiana o la pudo traer el rey de la batalla? Respecto a lo de que sea de Colombia lo cierto es que no hay nada que lo pruebe ya que no se han realizado los análisis oportunos. Esta teoría se sustenta en la mera inspección visual de la pieza, opiniones que no han quedado reflejadas en ningún estudio y que no son en absoluto concluyentes. ¿Es la esmeralda un trofeo de la batalla? Tampoco lo sabemos. Lo cierto es que el tallado en forma de cabujón es más oriental que occidental. Además lo que sí esta demostrado es que el rey Sancho obtuvo un gran botín de la batalla.  La esmeralda de Miramamolín podría ser parte de ese gran tesoro que el rey Sancho se trajo de las Navas de Tolosa. Más difícil es que fuera la que Al-Nasir llevara en el turbante o el Corán, ya que en este caso algún documento de la época lo mencionaría.

Independientemente de esta polémica que sólo resolvería un estudio gemológico serio,  la importancia de esta joya reside en el hecho de estar representada en el escudo de Navarra, y, por tanto, también en el escudo de España.

Seguramente muchos no han reparado en el pequeño círculo verde que adorna el cuarto cuartel del escudo de España. Es la esmeralda de Miramamolín, la que está en Roncesvalles. Los dos únicos elementos reales que hay en el escudo de España, ya que el león y el castillo son figurados, son los representados en el escudo de Navarra, las cadenas y la esmeralda del Miramamolín.

Escudo de España con la esmeralda de Miramamolín

Hoy la esmeralda del Miramamolín está engarzada en un espléndido medallón desde el siglo XVII. Un medallón de oro y esmeraldas. Sobre estas esmeraldas Las esmeraldas que acompañan a la del Miramamolín fueron traídas de América. Este medallón antes adornaba a la Virgen de Roncesvalles como una de sus joyas principales.

Sancho el Fuerte descansa en su panteón en el claustro de la Colegiata, a poca distancia de la esmeralda de Miramamolín. Es el único que sabe el secreto de la joya. Pero calla y sonríe...

© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com
 

BATALLA DE MENDIGORRÍA - 15 julio 1835

Batalla de Mendigorría - Puente de Mendigorría

En las cercanías de Mendigorría, en la Zona Media de Navarra, se libró una de las batallas más importantes de las Guerras Carlistas.
Coría el año 1.835. El general Zumalacárregi, líder y alma de las fuerzas carlistas ha muerto. Una herida en el sitio de Bilbao le ha llevado a la tumba. Difícil superar a quien mantuvo en jaque a las fuerzas liberales de la regente María Cristina. Le sucede el general Vicente González Moreno. Pronto se iban a dar cuenta las tropas tradicionalistas que iban a echar de menos a Zumalacárregi más de lo que creían.
Corría el mes de julio de 1.835. Los carlistas se concentran en Mendigorría a esperar a las tropas liberales.
González Moreno, en una alarde de estupidez estratégica, coloca sus tropas con el río Arga a la espalda, dificultando los movimientos de sus tropas y cerrándose de esa manera una retirada fácil en el caso de que las cosas vengan mal dadas.
Por si fuera poco, coloca tropas en la retaguardia al otro lado del río, es decir, difícilmente pueden acudir a tiempo a reforzar las líneas que se encuentren en apuros ante el empuje del enemigo.
Y todavía hay más. A Don Carlos, el rey  carlista pretendiente al trono de España, no se le ocurre otra cosa que alojarse en el mismo pueblo de Mendigorría, asumiendo un riesgo innecesario e caer preso de las tropas liberales en el caso de que la batalla se perdiera.
Seguro que ante tamaña incompetencia, el general liberal Fernández de Córdoba se frotó las manos antes de atacar las posiciones carlistas que, eso sí, se habían colocado en altura en las colinas que están al sur del pueblo. Por si fuera poco contaba con 36.000 soldados en su ejército contra los 24.000 carlistas.
Ese día 15 de julio de 1835 iba a ser un duro para el rey carlista, Don Carlos.
Había una posibilidad para los carlistas. Un vistazo al campo de batalla centra la vista en un punto: el Alto de la corona.

Cerro de la Corona - Batalla de Mendigorría

Es una colina adelantada a los otros altos que formaban la línea de defensa carlista. Su dominio sobre el campo de batalla podía hacer estragos en las tropas liberales. Desde el flanco derecho podían machacar a los cristinos del centro del avance liberal con un fuego lateral. Era una posición clave que debía ser defendida a toda costa. Pero eso que se lo cuenten al inútil de González Moreno. Seguramente estaba pensando en otras cosas. Espartero, el que luego destacaría como un personaje clave de las guerras carlistas, ahora a las órdenes de Fernández de Córdoba, ataca con sus hombres el Alto de la Corona y tras feroz refriega lo toma. Este hecho ocurrió en los primeros lances de la batalla y a la postre fue decisivo.

 

 
Este sencillo mapa que he elaborado te puede servir para seguir el desarro-llo de la batalla. Si pinchas en la imagen la tendrás ampliada.

MAPA BATALLA MENDIGORRÍA

Tomado el lugar estratégico del Alto de la Corona,la suerte estaba echada. Aunque los carlistas aun aguantaron en el centro era cuestión de tiempo que cedieran cuando, además, el flanco izquierdo también había caído.
Y entran las prisas. La desbandada carlista comienza. Pero ahí está el caudaloso río Arga para dificultar la retirada.
Sólo un puente es la salvación. El puente de Mendigorría. Un puente estrecho. Los soldados carlistas se agolpan en el puente mirando con terror  a sus espaldas por si llegan los cristinos y les cazan como conejos.
Los liberales lo saben. Si toman el puente embolsaran a los carlistas y les infringirán una derrota que será decisva en el desarrollo de la guerra. Pero ahí aparecen los carlistas de Álava a cuyo mando está Bruno Villarreal. En un alarde de valor y entereza defienden el puente mientras las tropas carlistas se retiran. Entre los que atraviesan el puente y corren en dirección a Cirauqui van Don Carlos y el general Moreno. De no ser por la actuación de Villarreal y sus hombres seguramente Don Carlos habría caído prisionero de Fernández de Córdoba y la derrota carlista habría sido definitiva.

 


Fernández de Córdoba fue nombrado Marqués de Mendigorría en premio por la victoria.

Hoy podemos acercarnos al campo de batalla. El mejor lugar para observarlo es desde lo alto del cerro de la Corona.
Más de 2.500 hombres quedaron tendidos en estos campos hoy tan
tranquilos. 1.000 liberales y 1.500 carlistas.
Al Alto de la Corona se llega desde Mendigorría tras media hora de cómoda caminata. En este enlace te dejo la ruta, con el enlace al mapa y al track par GPS.

- Sendero de la Batalla de Mendigorría.

Desde el Alto de la Corona podemos imaginar los cañonazos, los disparos, los movimientos de las tropas y a Espartero dirigiendo a sus hombres en la toma del cerro, hecho clave en la resolución de la batalla.
También podemos acercarnos al puente de Mendigorría, donde Villarreal salvó los trastos a Don Carlos y de paso salvó a los carlistas del desastre.
Estas colinas, hoy tranquilos campos de cultivo, son tierras que guardan la historia de una guerra civil hoy olvidada pero que llevó a muchos a la tumba.

© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com