El Castillo del Río está declarado Bien de Interés Cultural desde el año 2001. Es un reconocimiento al gran valor artístico e histórico de este castillo que hoy se levanta junto al río Vinalopó como una ruina olvidada y llena de encanto. Los cubos de sus torres, que a duras penas se mantienen en pie, parecen reclamar la atención de todo aquel que ame la Historia para contarles los hechos que sucedieron en este lugar tan estratégico.
Los primeros que ocuparon el lugar fueron los iberos. Aquí estuvo la antigua ciudad de IASPIS que luego se convirtió en la ASPIS romana que nombra Antonino en su Itinerario. De los restos de estas épocas no queda apenas nada. Al construir el castillo árabe se arrasaron las estructuras de la ciudad antigua, según el investigador González Prats.
El Castillo del Río está a cuatro kilómetros de Aspe, cerca de la carretera que une Aspe con la autovía que lleva a Alicante. La fortaleza se levanta sobre un cerro amesetado y explanado artificialmente que domina sobre el río Vinalopó, río modesto hoy pero grande en Historia como bien sabrán los lectores de este blog por los yacimientos arqueológicos que se han encontrado junto a sus riberas.
El Castillo del Río fue construido por los almorávides en la primera mitad del siglo XII cuando su poder en Al-Andalus era absoluto. Pero los tiempos del predominio musulmán en la Península Ibérica iban a llegar a su fin.
Tras los almorávides vinieron los almohades. Pero en 1212, en la batalla de las Navas de Tolosa, la balanza de la Historia cambió a favor de los reyes cristianos. Tras esta batalla el empuje de las tropas de la Cruz se hizo imparable. Jaime el Conquistador y Fernando III el Santo recogieron los frutos de la gran victoria de las Navas y avanzaron hacia el sur. Sólo iba a quedar el reino de Granada en poder de los ismaelitas.
Este recuerdo histórico viene a colación porque esos fueron los tiempos que vivió la fortaleza islámica del Castillo del Río. El Castillo del Río quedó deshabitado con el dominio cristiano de estas tierras. La población mudéjar que no huyó al reino de Granada o a África se trasladó a lo que hoy es la población de Aspe. El nombre de la actual Aspe viene de cómo se llamaba la población que vivía en el Castillo del Río: Aspe, que con la nueva población se llamó Aspe el Viejo. Hacia 1260, Aspe el Viejo, el Castillo del Río, quedo deshabitado.
Las crónicas recuerdan la corta vida (un siglo aproximadamente) del castillo. Un historiador árabe, Ibn Sâhib al-Salâ relata la fallida expedición de las tropas musulmanas en el año 1172 a la ciudad de Cuenca. La expedición fracasó. Las tropas andalusíes, en su regreso a sus bases, acamparon junto al Castillo del Río cuando se dirigían de Játiva a Orihuela.
Tras la batalla de las Navas de Tolosa, el peligro se acercaba para los habitantes musulmanes de la antigua Aspe. En 1.225, tropas cristianas dirigidas por el castellano Alvar Fáñez realizó una incursión hacia el sur. Los cronistas recuerdan un sangriento enfrentamiento entre castellanos y musulmanes murcianos en el lugar de Aspe. Los musulmanes salieron mal parados del encuentro. Contaron muchos muertos y prisioneros. Rafael Azuar cree que esta incursión pudo estar en el origen del progresivo abandono del Castillo del Río. Según este autor el lugar quedaría deshabitado hacia 1264-68 como consecuencia de la rebelión mudéjar contra el dominio cristiano que afecto a amplias zonas de Andalucía y Levante. Seguramente se obligaría a todos los mudéjares que vivían en el Castillo del Río a trasladarse a la naciente población de Aspe, un lugar en llano alejado de la fortaleza, más controlable por los nuevos amos cristianos y con menos posibilidades de defensa, alejando así las tentaciones de nuevas rebeliones.
Hoy todavía se alzan en el Castillo del Río varios torreones que han quedado como testigos de lo que fue el lugar. Limitan un recinto de 7.000 metros cuadrados. Una de las singularidades del Castillo del Río es que las estructuras de la fortificación no fueron modificadas por los cristianos, ya que estos no llegaron a hacer uso del castillo. Esto no es muy habitual. Lo normal es que las fortalezas, por encontrarse en lugares de valor estratégico, se reutilizaran y fueran modificadas por los nuevos dominadores de la zona. Esto nos deja el Castillo del Río como una muestra importante y tipológicamente pura de la arquitectura militar almorávide.
Entre los hallazgos arqueológicos encontrados en el Castillo del Río destaca uno de los dos únicos arados árabes hallados en España. Se puede ver en el MARQ (Museo Arqueológico de Alicante).
El interior del castillo está dividido en dos espacios separados por una muralla. El inferior, el albacar, era donde se encontraban las casas del poblado. El superior, el más fortificado, era el lugar donde estaría la vivienda del gobernador del castillo y los soldados que defendían el emplazamiento. Desde aquí el gobernador vigilaría el amplio territorio que hoy se convierte para el visitante en una gran panorámica de esta zona del Vinalopó.
Desde el siglo VI a.C. hasta el siglo XIII. 1.700 años de Historia guarda este cerro donde se levanta el Castillo del Río. Hoy las ruinas conviven con la modernidad. Cerca, al otro lado del río, vemos las obras del tren de alta velocidad. Son otros tiempos.
Bibliografía:
- Rafael Azuar Ruiz. “Excavaciones en el poblado fortificado árabe, denominado Castillo del Río (Aspe, Alicante)” Saitabi 33, 1983
- VV.AA.: “El Castillo del Río (Aspe, Alicante) Arqueología de un asentamiento andalusí y la transición al feudalismo (siglos XII-XIII)” Diputación Provincial de Alicante, Alicante, 1994