Desde el otro día cuando abro el grifo y bebo, el agua me sabe mejor. Es la misma de siempre, pero antes no conocía el manantial de su origen y el hermoso paraje donde está.
Desde 1.886 abastece de agua a Pamplona y a otros muchos pueblos de la Cuenca de Pamplona. Anteriormente el agua llegaba desde el manantial de Subiza (más información aquí).
El manantial se encuentra en el Valle de Ollo, recoleto valle cerrado entre montañas que se encuentra cerca de Pamplona.
Lo ideal es visitar el manantial en invierno o en la primavera, después de varios días de lluvia. Yo tuve la suerte de poder ir uno de estos días especiales. El agua recogida en 100 kilómetros cuadrados de la Sierra de Andía se filtra en el paisaje kárstico y emerge en el manantial. Tras los días lluviosos sale salvaje y presurosa, a borbotones. En el mismo nacedero nace la tubería que lleva 800 litros por segundo hacia Pamplona. Pero el manantial regala hasta 30.000 litros por segundo en los días de máximo caudal. Imagínate 3.000 cubos vacíos. Llénalos en 1 segundo. Es el agua que fluye del manantial de Arteta en los días más pletóricos. El día que visité el manantial, según los datos de la mancomunidad de aguas, hubo un caudal de 19.559 litros por segundo y era espectacular. El agua sobrante, que salía a borbotones del nacedero, escapaba ladera abajo en una cascada.
La media de caudal del manantial de Arteta son 3.000 litros por segundo, que tampoco está nada mal y que da de sobra para cubrir esos 800 litros/segundo que van a cubrir buena parte del abastecimiento de Pamplona y comarca.
Un estrecho puente de metal sobre la cascada se convierte en esos días de abundancia de caudal en uno de los lugares más espectaculares de Navarra. Hay que estar allí, encima de la cascada, viendo caer generosamente el agua con un gran estruendo. Se llega a sentir una hipnótica sensación difícilmente descriptible.
Con el crecimiento de la Cuenca de Pamplona son hoy tres las fuentes de abastecimiento: el manantial de Arteta, el embalse de Eugi y el embalse de Itoiz (este último sólo en los meses de estiaje). Si vives en la Cuenca y visitas el manantial puedes preguntar en el centro de información del embalse de donde procede el agua de tu casa. A mí me tocó Arteta, que es la de más calidad y mejor sabor según Nerea, la amable guía que además explica estupendamente en las visitas guiadas el ciclo del agua y la geología del Valle de Ollo.
El paraje donde se encuentra el manantial es muy hermoso. Se puede llegar con el coche a 100 metros del nacedero. Es una visita muy recomendable. La visita al manantial y al centro de interpretación son gratuitas. En este enlace tienes los horarios y un teléfono de contacto: Centro de Interpretación de aguas subterráneas.
Ahora, cuando dirijo el vaso a mi boca pienso en ese agua llovida sobre las praderas de Urbasa-Andía. Imagino esas profundidades de la tierra que, como una esponja, recibe y filtra el preciado elemento. Pienso el hermoso nacedero donde el agua de millones de gotas de lluvia amanece a la luz. Luego vienen 27 kilómetros de recorrido hasta Pamplona y se distribuye en nuestras casas por más de 1.400 kilómetros de tuberías.
El manantial de Arteta regala vida a borbotones. Porque el agua es vida. Y aquí, en el manantial de Arteta, se ve como la Tierra realmente es una madre que da de mamar a Pamplona desde el pecho fructífero de la montaña. Degusto el agua de Arteta, Ar-teta. La teta de la Madre Tierra. Bebo el agua de mi vaso a pequeños sorbos. Buena y refrescante.