IGLESIA DEL CRISTO Caparroso

La iglesia del Cristo llama la atención desde la carretera nacional que une Pamplona con Tudela a la altura de Caparroso. Se alza en un altozano a las afueras de esta localidad de la Ribera Navarra, a orillas del río Aragón.

Para llegar a ella sólo tenemos que entrar en Caparroso, subir con el coche hasta la Parroquia de Santa Fe, que está en lo alto de la localidad y, desde allí, ascender un corto sendero que enseguida nos va a llevar junto a la iglesia del Cristo.

La iglesia se encuentra en ruinas, pero aun así, es el monumento más interesante de Caparroso. Es una iglesia gótica, construida en el siglo XIV. Casi toda la techumbre está caída y donde el cielo antes era ocultado por las espigadas bóvedas medievales hoy podemos ver pasar las nubes.

Aunque la iglesia se encuentra en un estado lamentable que bien merece una restauración. Tiene el encanto de esas ruinas medievales que tanto gustaban a los pintores románticos del siglo XIX.

La iglesia del Cristo todavía conserva parte de la policromía original en su portada.  Cuando yo la visité, en septiembre de 2013, el cerramiento de las ruinas estaba destrozado y pude visitar su interior. Advierto que es bastante peligroso debido al estado el monumento. A mí no pudo contenerme la curiosidad y me interné en este esqueleto medieval que todavía conserva a belleza de algunos arcos apuntados y que tiene el misterio que guardan siempre las ruinas antiguas.

En el interior vi una lápida entre la maraña de la vegetación que me recordó que la iglesia se había usado como cementerio. En sus tiempos de esplendor fue la iglesia parroquial del Caparroso, ahora sustituida p0r la parroquia de Santa Fe.

El atrevimiento de haberme internado en el ruinoso templo me fue premiado con el descubrimiento de la actual “dueña” de la iglesia. En uno de los capiteles de la derecha del ábside podemos ver la cabeza de una mujer flanqueada por dos bestias, que parecen ser leones, que a su vez están flanqueados por dos hombres barbados.

Un poco más abajo, la cara del un monje parece mirarnos. Hoy es el único religioso que habita estas paredes, pero su boca está muda de sermones. Una ligera sonrisa asoma en su boca. Quizás se alegra de que ahora que no hay feligreses en misa todavía alguien venga a visitarlo.

Mi sorpresa aumentó al descubrir a la izquierda un greenman, un “hombre vegetal”, elemento simbólico típico del gótico, en el que se ha querido ver la representación de la naturaleza.

Y, a la derecha del greenman, en el capitel opuesto al de la “dueña”, vemos representada una extraña escena, donde aparece una mujer que tira del pelo a otra que porta un cubo. A los lados de esta pelea de mujeres hay otras dos escenas. Por un lado un guerrero ataca con una espada a un extraño monstruo por patas pero también con cola de pez, que parece una sirena andante. Al otro lado, otra escena que está en peor estado. Parece que son dos hombres que lisujetan fuertemente la brida de un caballo encabritado o más probablemente lo que sujeten sea la cadena que ata por el cuello a un  demonio-animal que se resiste. Lo más seguro que estas dos escenas simbolicen la lucha del bien contra el mal, del hombre contra sus demonios. El capitel de las mujeres es el más original. ¿Recordaría un suceso que acaeció en el pueblo? ¿Es una crítica misógina, una crítica a las mujeres, bastante habitual en el medievo, que en vez de realizar sus tareas (acarrear agua en el cubo, por ejemplo) se dedican a pelearse? Las piedras guardan su secreto.

Es una lástima que estos capiteles no estén protegidos ya que las goteras van creando una costra caliza que los está perjudicando.

Recomiendo también rodear la iglesia. Así podremos ver su esbelto ábside adornado por una ventana gótica hoy huérfana de la vidriera que la decoró en su día.

 

Otro atractivo de la iglesia del Cristo son las panorámicas que tenemos sobre la vega del Aragón. Cerca el caserío de Caparroso. Un poco más allá, el cerro de Rada que en su día fue imponente fortaleza. Cerrando el horizonte asoma Ujué, con su santuario. Desde la iglesia del Cristo vemos las tierras que fueron frontera entre el Reino de Pamplona y los califas musulmanes en el comienzo de la Reconquista. Tierras con mucha historia, como la que se respira en las castigadas piedras de la iglesia del Cristo.

© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com

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