Páginas

El Monumento al Encierro. Los sanfermines siguen todo el año en Pamplona.

DSCN9556

A veces encontramos una obra de arte moderna que se convierte en símbolo de una ciudad. No es que el monumento al encierro lo sea ya, pero estoy convencido que poco a poco se irá convirtiendo en referente visual del turismo en Pamplona. Y es que el tema no puede ser más representativo de las fiestas que, podemos aventurar, son las más famosas del mundo. Millones de personas en todo el orbe siguen las carreras de los mozos delante de los morlacos todos los meses de julio, y muchos australianos, americanos y de decenas de otros países viajan a Pamplona  para probar suerte ante los toros.
Cuando han pasado los Sanfermines, todavía los toros andan por la ciudad. En el Monumento al Encierro “corren” once mozos sufriendo los atropellos de seis toros y tres cabestros.
La foto junto al Monumento al Encierro se está convirtiendo en indispensable para cualquier visitante que se acerque a la capital navarra. El monumento, realizado en bronce, está situado en la calle Roncesvalles, junto al concurrido paseo de Carlos III. Pesa unas cinco toneladas, mide once metros de largo por cinco metros y medio de ancho. Su coste rondó los 420.000 euros. El 8 de febrero de 2.007 fue inaugurada.

">
El autor es el escultor bilbaíno Rafael Huerta, que se representó a sí mismo en el conjunto escultórico. Es el personaje de calva y barbas que está caído en la parte delantera y a la derecha del monumento. A Rafael Huerta no le gusta que la gente, como es tradición ya, se suba a “su” monumento ya que piensa que se pierde el respeto a la obra de arte. Ha llegado a pedir incluso que se multe a quien se suba a los toros. Seguramente no se da cuenta que el monumento ya no es suyo, es de la ciudad y de todos los que se acercan a él. Debiera agradarle haber conseguido lo que muchos artistas contemporáneos sólo sueñan: que su obra se convierta en algo vivo que interactúe con la gente, que pase a ser, aunque solo sea por un momento, parte de sus vidas.

DSCN9558

Seguro que ese crío que ahora se fotografía subido en uno de los toros dentro de bastantes años cuando vuelva a ver la foto recordará ese momento como uno de los más felices y divertidos que pasó en Pamplona.
Pero no olvidemos que los toros son peligrosos. Incluso estos. En el verano de 2.011 dos chicos sufrieron un accidente un tanto rocambolesco, y visto con perspectiva, bastante hilarante. Uno de ellos perdió el equilibrio al subir a los toros y cayó sobre uno de los cuernos de los toros hiriéndose. Otro, el que estaba para sacar la foto, se desmayo al ver la sangre y se pegó un trompazo y salió tan malparado como el primero. Así que ya sabéis, si os decidís a correr el encierro de la calle Roncesvalles subiéndoos a los toros tener cuidado con los resbalones :-)
22/12/2011 Debido a los trompazos de más de uno se ha prohibido subir al monumento y de momento una fea valla de plástico lo rodea. Una pena que por unos patosos se pierda lo que se podía haber convertido en una bonita tradición. Esperemos que pronto adecenten el vallado (parece que van a poner un pequeño jardín alrededor).

No hay comentarios:

Publicar un comentario